¿Usted le cree a Soberanes?

EL Mañana de Reynosa
Plaza Pública
Por Miguel A. Granados Chapa.-

Yo tampoco. Porque es claro que a veces miente y en otras sospecho que lo hace. Como en el caso de la señora Ernestina Ascensio Rosario, probablemente asesinada, en que la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que preside el doctor José Luis Soberanes, ha adoptado una lí­nea de investigación que permita exonerar a priori a miembros del Ejército, inicialmente señalados como presuntos responsables del ataque sexual a la anciana de habla náhuatl, que morirí­a a causa de esa agresión.

El primero en establecer como médica y no mecánica la causa de la muerte de la señora, que pastoreaba sus animales la tarde del domingo en que fue agredida, (o en que, para compartir esa absurda tesis, comenzó su agoní­a), fue el presidente Calderón, quien espontáneamente, sin pregunta expresa, en una entrevista para festejar sus cien dí­as de Gobierno dictaminó sobre el caso. Dijo textualmente el 12 de marzo, a La Jornada, que la CNDH intervino y lo que resultó de la necropsia fue que falleció de gastritis crónica no atendidá, y agregó contundente no hay rastros de que haya sido violad Soberanes y la Comisión han negado haber informado a Calderón, antes que a nadie -porque la CNDH sólo emitió un boletí­n sobre el caso el 14 de marzo- sobre el resultado de la segunda necropsia, practicada el viernes 9 de marzo (en cuyo documento, por cierto, se lee sin lugar a dudas que la causa de la muerte fue mecánica, no médica). Ha sugerido que personal militar presente en la exhumación pudo haber sido la fuente de la información presidencial. Que no es así­, lo indica no sólo la mención expresa de Calderón a la CNDH sino el silencio de la autoridad militar (el general secretario de la Defensa, Guillermo Galván Galván, pudo haberlo dicho a los diputados en su comparecencia del jueves pasado), que no tendrí­a empacho en reconocer que habí­a ofrecido tal información a su jefe Supremo.

Refuerza la hipótesis de que Soberanes miente sobre la filtración indebida de información a los afectados, la incidencia del diputado panista, general retirado, Jorge González, que el 28 de marzo blandió ante reporteros un documento de la CNDH, donde se desarrolló el esbozo iniciado el 14 anterior, que sólo se publicarí­a al dí­a siguiente, 29 de marzo, con esa fecha.

El descrédito de la palabra de Soberanes, creció por un hecho en torno al informe de la CNDH sobre Oaxaca, presentado ante diputados el 15 de marzo anterior. Explí­citamente la reportera Marcela Turati preguntó a Soberanes, si habí­a hecho conocer ese documento a Gobernación antes de su comparecencia Legislativa. El ombudsman lo negó enfáticamente: No, no, no... Nosotros no lo presentamos a Gobernación ni mucho menos. Serí­a suicida, ¿no? (Excélsior, 26 de abril).

Pero ocurre que sí­ lo entregó, y hay constancia documental inequí­voca a propósito. Se trata de una carta escrita en el papel membretado de Francisco Ramí­rez Acuña, secretario de Gobernación, signada por él y fechada el 6 de marzo, cuyo breve texto es elocuentí­simo. El destinatario es el secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro Garcí­a Luna. Las seis lí­neas de la carta dicen así­, mayúsculas respetadas:
El de hoy (sic, pues falta la palabra dí­a), recibí­ el Informe Especial sobre los Acontecimientos de Oaxaca, que la Comisión Nacional de Derechos Humanos presentará ante las Comisiones del Congreso de la Unión, el próximo dí­a 15.
El compromiso que asumimos con el presidente de la Comisión, fue hacerle llegar nuestras observaciones y opiniones en un término de 72 Hrs, por lo que le solicito atentamente los comentarios que el referido informe le merezca, a la brevedad posible

Podrí­a haber ocurrido que la primera lí­nea del primer párrafo de la carta (recibí­ el Informe especial...) reflejará sólo una situación de hecho, resultante de que un informante de Gobernación obtuviera un ejemplar del documento citado. Pero la primera lí­nea del segundo párrafo de la carta, desnuda al informante sin lugar a dudas: Soberanes entregó a Ramí­rez Acuña el informe, no sólo para su conocimiento sino invitándolo a participar con observaciones en su configuración final, con la condición de que eso ocurriera en las 72 horas siguientes al recibo del documento en Bucareli.

Simple y llanamente, Soberanes mintió en ese caso. No disponemos aún de constancias documentales de que lo haga en otros, especialmente en el de la señora Ascensio Rosario. Es probable que la intervención de la CNDH en ese asunto, no haya sido tan espontánea como sugiere el que la ejerza de oficio, sino por pedido de alguna Autoridad Federal, porque parte de la misma fecha en que la Procuradurí­a Militar iniciaba una averiguación previa que carecí­a de sentido de no ser porque algunos elementos del Ejército, estaban involucrados en el momento inicial de la ventilación del caso.

Insistir en la evidencia (admitida en comunicados de la Sedena) de que hubo ataque sexual y probable participación de soldados es considerado en algunos medios de comunicación, como terquedad que obedece a prejuicios o intereses. Y ha sido pretexto para torpes descalificaciones como la que pretendió Carlos Marí­n respecto de Carmen Aristegui, la más inteligente y acuciosa informadora de medios electrónicos. Pensé de pronto en la fábula del sapo y la luciérnaga en que ésta, sorprendida, pregunta al batracio, por qué la aplasta y desde su rencor el agresor pregunta a su vez: ¿Por qué brillas?. Pero es una mala comparación porque en la vida real la luciérnaga sigue iluminando y el sapo se queda sapo. 30/04/2007