Otra mujer asesinada en Zongolica

El Financiero

José Reveles
Viernes, 11 de mayo de 2007

* Presuntamente fue violada y estrangulada.
* Era gestora de préstamos para indí­genas de la zona.
* Practican necropsia, pero se desconocen resultados.

Cuando todaví­a no se disipan los nubarrones por la confusa actuación de las autoridades en torno a la muerte de la anciana indí­gena Ernestina Ascensión Rosario, otra vez en la sierra de Zongolica, Veracruz, apareció el cuerpo de una mujer, presuntamente violada y estrangulada.

Adelaida Amayo Aguas no era una ciudadana común y corriente. Tení­a 38 años y era gestora de préstamos para los indí­genas de la región, ante la caja popular solidaria de Zongolica e integrante del Consejo Consultivo de la radiodifusora indí­gena local. Además, colaboraba cercanamente con la candidata perredista a la alcaldí­a de Zongolica, Dolores Rivera Ramí­rez.

Su marido Hilario Lara exigió una investigación profunda sobre el caso hasta dar con el paradero de lo que él llamó "asesinos" de su esposa. El cuerpo desnudo, en etapa avanzada de descomposición, fue abandonado en una cuneta del camino que va de Mixtla de Altamirano a San Juan.

La información inicial, según reportó ayer -Dí­a de las Madres- la enviada de "W Radio" en la zona, Sanjuana Martí­nez, habla de violación y estrangulamiento.

Empero, la Procuradurí­a de Veracruz, cuya credibilidad ha quedado en entredicho por el caso de Ernestina -hallada grave el 25 de febrero tras una presunta violación cometida por militares y quien falleciera en la madrugada siguiente- prefirió ordenar una necropsia que practicaron tres médicos durante siete horas. Los resultados aún no se dan a conocer, aunque el cadáver apareció desde el lunes.

Pobladores de Zongolica están temerosos de que se desate una ola de violencia en sus comunidades. Las mujeres ya no deben andar solas en la región: "es peligroso", sugirieron policí­as que resguardan las viviendas de la familia de Ernestina, en Tetlatzinga, municipio de Soledad Atzompa.

Sanjuana Martí­nez, recientemente galardonada con el Premio Nacional de Periodismo 2007, entrevistó a Rosa Ixmatlahua, de 36 años, madre de cuatro hijos, quien es vocal de Oportunidades para dar ayuda a mujeres de la zona:

"Dice (Rosa) tener gran desasosiego porque desde el 26 de febrero, dí­a en que sepultaron a Ernestina Ascensión, le preocupa el clima de inseguridad para las mujeres que se vive en Zongolica, debido a la presencia de soldados."

Esta mujer declaró textualmente, según se constata en el archivo de audio transmitido este jueves por la mañana:

"Nosotras pues, ahora ya. Antes pues no les tení­amos miedo, pero ahorita sí­ ya les tenemos miedo. Ya no queremos que haya (soldados), que se vayan o que anden por los bosques y que no nos hagan mal. Nosotros no queremos que nos dañen, porque si quieren cuidar, que cuiden. Si no, pues no. Que entre el gobierno, que si lo quiere que los mande, pero que les diga que no hagan daño."

" ¿Justicia o ayuda?"

Francisco Juárez Collana, juez de Tetlatzinga, la comunidad en donde Ernestina fue agredida por la tropa, según la primera versión de los familiares (ahora están totalmente acotados por miembros del PRI y del gobierno veracruzano, quienes no les permiten hablar y los vigilan en todo momento), aunque la procuradurí­a estatal concluyó que la anciana murió "por causas naturales", relata lo que enviados del gobierno federal les plantearon a los hijos y demás parientes de la indí­gena fallecida:

- ¿Quieren justicia o ayuda?

Con el argumento de que su mamá ya estaba muerta y se hallaba descansando con Dios, los cinco hijos (Martha, Julio, Carmen, Juana y Francisco Inés Rosario) aceptaron ayuda. Se ignora cuánto, pero hubo dinero en efectivo, construcción de cinco casas de las más baratas, viaje a Ixtapan de la Sal, Estado de México, y al Distrito Federal.