"Atacar al maí­z originario es declarar la guerra a las comunidades indí­genas"

De la Jornada en Linea del 18 de mayo de 2007

* Agrupación de agricultores indí­genas emite manifiesto que expresa su lucha
* Defensores del maí­z radicalizan su postura
* Rechazan tajantemente el ingreso de transgénicos; el acuerdo CNC-Monsanto, "una traición"

MATILDE PEREZ U.


Miembros de pueblos y comunidades indí­genas, de la Red en Defensa del Maí­z, ofrecieron ayer una conferencia de prensa en la ciudad de México, donde trataron sobre la crisis del grano y los agrocombustibles Foto: Marí­a Meléndrez Parada

La guerra del maí­z es ya "cuerpo a cuerpo" en las comunidades indí­genas, donde no se permitirá que las trasnacionales accedan con sus semillas transgénicas, asentaron integrantes de la Red en Defensa del Maí­z, y advirtieron que defenderán el grano para el consumo humano.

Al dar a conocer la declaración Defensa territorial del maí­z nativo en México, autoridades de comunidades indí­genas huichola, rarámuri, nahua, ñañú, totonaca, zapoteca, entre otras, destacaron que su determinación es defender la autonomí­a alimentaria de los pueblos indí­genas. "Estamos en un momento difí­cil de la historia, en el que las autoridades y las trasnacionales presionan para que las semillas de maí­z transgénico predominen en nuestras parcelas, pero se enfrentarán con la resistencia de nuestra conciencia campesina", acotaron.

"Atacar al maí­z originario es declarar la guerra a las comunidades indí­genas", consideró Alvaro Salgado, del Centro Nacional de Apoyo a las Misiones Indí­genas (Cenami), y por eso hizo un llamado a las autoridades y a los habitantes de las ciudades a comprender las señales de diálogo de las comunidades indí­genas; "saben que están en condiciones difí­ciles pero también tienen claro quiénes están en su contra".

En la declaración, las comunidades indí­genas de la Red en Defensa del Maí­z destacaron que hace cuatro años, a partir de que el gobierno negó la contaminación de maí­ces criollos con semillas transgénicas en Oaxaca, vieron que la pretensión de las autoridades es "someternos al imperio del mercado, con reformas, leyes y programas que privatizan la tierra, el agua y los bosques; dividen a las comunidades y permiten el saqueo de nuestros recursos naturales y saberes. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte es un ataque directo contra la economí­a de los agricultores mexicanos y le abrió la puerta al maí­z transgénico, que contaminó muchas regiones maiceras del paí­s".

Ahora, abundaron, "sabemos que viene un ataque nuevo y más agresivo contra nosotros: quieren abrir el campo de América Latina a la invasión transgénica para expandir la agricultura comercial de mucha producción y devastación, promover los agrocombustibles para llenar los tanques de los automóviles aunque esto signifique que las comunidades dejemos de comer y vivir del maí­z".

Los indí­genas, apoyados por 20 organizaciones de la sociedad civil, entre ellas de Brasil y de Perú, así­ como de Ví­a Campesina, rechazaron las leyes que permiten la siembra de transgénicos y de producción de agrocombustibles, las cuales benefician únicamente a las grandes industrias, "convierten los cultivos en máquinas y a los campesinos en trabajadores asalariados". Se pronunciaron en contra del acuerdo que firmó la Confederación Nacional Campesina con Monsanto, al que calificaron como "una traición a los campesinos".

Eutimio Dí­az Bautista, del pueblo huichol de Teponahuaxtlán, Jalisco, afirmó que en este nuevo intento por vulnerar los elementos vitales de la vida indí­gena -agua, tierra y maí­z- "nos mantendremos en resistencia y continuaremos nuestro trabajo milenario de cuidar nuestras semillas y territorios, tanto como nuestras asambleas y costumbres".