Suelta la Sedena cuerpos de elite en zona zapatista

De la Jornada en lí­nea del 17 de julio de 2007

* "Van por todo", concluye estudio de organismo civil

El Estado sigue considerando enemigos a los indí­genas

HERMANN BELLINGHAUSEN

San Cristóbal de las Casas, Chis. 16 de julio. De manera silenciosa, en los meses recientes, se ha dado una transformación muy importante en las posiciones y el dispositivo militar en torno al territorio zapatista. Por un lado, el Ejército federal ha retirado cuarteles y campamentos; por el otro, arribaron nuevos cuerpos "de elite" con mayor capacidad ofensiva, coordinados directamente con el Campo Militar Número Uno de la ciudad de México y no con los habituales mandos de las zonas militares de Chiapas, como habí­a sido hasta 2006.

En el territorio indí­gena de Chiapas "la Secretarí­a de la Defensa Nacional (Sedena) soltó cuerpos especiales de elite en forma por demás indiscriminada. Esa realidad tiene un mensaje claro: van por todo", concluye un estudio actualizado de la presencia del Ejército en las regiones indí­genas. Los retiros, "lejos de distensar la presión militar sobre los pueblos zapatistas y el EZLN, vinieron acompañados de una recomposición militar impresionante", se señala.

El documento, titulado Cara de guerra: un Ejército federal mexicano, unos pueblos indí­genas, su territorio, presenta resultados, que a su vez "arrojan una seria preocupación sobre la nueva composición de un Ejército en ocupación de un territorio indí­gena, donde para el Estado el enemigo sigue siendo interno: los pueblos indí­genas de Chiapas, los pueblos indí­genas y campesinos de México, los movimientos sociales".

El Centro de Análisis y Estudios Polí­ticos, Sociales y Económicos (Capise), responsable del estudio, considera que "el gobierno impuesto de Felipe Calderón ha militarizado prácticamente todas las instituciones públicas en materia de justicia, entregando el control del paí­s a la institución castrense". Señala que en Chiapas la Sedena retiró "cantidad" y trajo "calidad" de tropas. Esto es, "prácticamente disolvió las unidades militares convencionales, introduciendo en su lugar cuerpos especiales de elite del más alto nivel".

Esto se da en el contexto del pretendido control sobre el territorio y la administración de los recursos naturales por parte del gobierno, despojando a quienes habitan estas tierras. Para el gobierno, añade, los zapatistas son el "enemigo interno".

La nueva estrategia contrainsurgente es "respaldada y encubierta por instituciones federales, como la Procuradurí­a Agraria, la Secretarí­a de la Reforma Agraria, los tribunales unitarios agrarios, la Sedena y las instituciones de Seguridad Pública federal, estatal y municipal, todas estrechamente articuladas entre sí­". Esto ha permitido que desde 2006 recobrara cierta dimensión el carácter paramilitar de grupos oficialistas vinculados al Ejército en la selva y la zona norte.

El estudio describe que en México hay 12 regiones militares. Chiapas y Tabasco conforman la séptima, con cinco zonas. De ellas, cuatro están en Chiapas (36, 31, 38 y 39). En las tres últimas (Altos, Norte y Selva), que corresponden al área indí­gena, el Ejército ha cambiado recientemente el carácter y número de sus posiciones; ahora son más especializadas y ofensivas.

En la selva, en 2006 y 2007, Capise identificó in situ el retiro de 16 posiciones. Primero fueron San Jerónimo Tulijá, Ocotalito, Ibarra, Rí­o Corozal, Santo Tomás, Francisco Villa, El Vergelito, Chocoljaito y Amatitlán. Luego, entre marzo y junio del presente año, Las Tacitas, La Soledad, Nuevo Orizaba II (donde habí­a dos campamentos y quedó uno, reubicado en Loma Bonita), Quiringí¼icharo, Zamora Pico de Oro, Cintalapa (Ocosingo) y San Caralampio.

Así­, en los últimos meses del gobierno de Vicente Fox se retiraron nueve posiciones militares de la selva y, en los primeros siete meses de Felipe Calderón, siete más. En el mismo periodo se identificó el retiro de cuatro bases en la zona Norte: Xhanil, Jolnixtié, Nuevo Limar y Bachajón. Los retiros de algunas posiciones militares en los Altos fueron en 2005, sin registrarse ninguno más.

Treinta posiciones permanentes fueron retiradas entre mayo de 2005 y julio de 2007. "Una posición militar no es un retén fijo o intermitente, como tampoco lo es un campamento intermitente", aclara.

"A simple vista, pareciera que la Sedena relajó la tenaza contrainsurgente implementada contra el EZLN, los gobiernos autónomos y sus bases de apoyo. Es exactamente lo contrario". Capise enumera que hay 29 campamentos militares en la 39 Zona Militar, 22 en la 31, 14 en la 36 y 13 en la 38.

Esto suma cuando menos 78 posiciones permanentes, 56 de ellas en la zona indí­gena. Así­ de "relajada" está con el calderonismo la ocupación militar de comunidades y territorios indí­genas en Chiapas.