Una sociedad escindida

en contraparte a la radio y a la televisión (honrossas excepciones pero muy pocas) algunos diarios mexicanos hacen una tarea fundamental: dejar que la voz de quienes quieren evitar un escenario funesto como el que la derecha quiere imponer aparezca como luz para orientar, si puede, las decisiones que como pueblo hemos de tomar.

Luis Villoro ilustra muy bien lo que ya sabí­amos. De no defender nuestro voto, la voluntad ciudadana, la democracia, la libertad de decisión, nos espera un futuro escindido con clara desventajas para los que ya de por sí­ están en desventaja. Voto a voto casilla a casilla.

Luis Villoro
Una sociedad escindida
http://www.jornada.unam.mx/2006/07/13/015a1pol.php

Las elecciones del 2 de julio han comprobado un hecho: México está escindido. Escisión entre pobres y ricos, entre izquierda y derecha, entre los de arriba y los de abajo y en medio.

La división ha permanecido en los siglos XIX y XX. Los dos Méxicos subsisten. Es esta división radical la que ha hecho posible, en lo polí­tico, las campañas electorales sucias, plagadas de descalificaciones y aun calumnias contra el adversario. Pero es también esa división la que puede explicar cómo el sector privilegiado en lo económico y en lo social puede tratar de justificarse mediante la violencia verbal. Las recientes campañas ¿no son un signo claro de que perdura la división? ¿Cómo superarla entonces?

1. Un primer paso serí­a cobrar conciencia de nuestra realidad escindida, sin tapujos ni pretendidas justificaciones ideológicas. Por eso, en lo electoral, es urgente comprobar la validez de la elección con el cómputo voto por voto, como exige López Obrador. Sólo así­ podrí­amos los ciudadanos tener una mí­nima seguridad que justifique nuestra elección, sea cual fuere el ganador. Entonces podrí­an empezar a curarse las heridas que han dejado tanto una elección con sospecha de fraudulenta como una sucia campaña.

2. Pero esa primera condición, por obvia, no serí­a suficiente para empezar a superar los daños que causó la campaña. Pero las heridas producidas tienen una causa profunda: la persistencia de la desigualdad entre los dos Méxicos. Mientras no lleguemos a lograr el reconocimiento lúcido de la realidad escindida de nuestra sociedad, toda cura será vana.

3. La conciencia de la desigualdad entre los dos Méxicos debe darnos un grito de alarma. Tiene que conducirnos a la resistencia y aun a una lucha decidida contra aceptar una nación dividida entre pobres y ricos, entre privilegiados y excluidos. La resistencia cí­vica serí­a nuestra única defensa contra la división que se nos quiere imponer. La resistencia es el inicio de un camino que aminore la desigualdad.

4. Cualquiera que sea el vencedor en la contienda electoral tendrá que atender ese grito de alarma. No valen dilaciones. Es urgente tomar decisiones drásticas. Sólo así­ podrí­a empezarse a abrir un camino para aliviar la desigualdad.

5. Si el vencedor es López Obrador podrá iniciarse una ví­a paulatina para luchar contra la división económica y social. Si, en cambio, el ganador fuera Calderón, sólo podemos esperar que logre vencer la tendencia de la derecha de oponerse a la desigualdad real ignorándola o incluso reprimiéndola. No habrí­a lugar para componendas ni negociaciones. En ese caso se abrirí­a un volcán imposible de apagar.

Se confirmarí­a entonces que la otra campaña sigue la única ví­a posible.