Responsabilizan de nuevo a la Opddic de agresión a zapatistas

Fuente: La Jornada del 23 de septiembre de 2007

* Junta de buen gobierno exige poner fin a enfrentamientos

Hermann Bellinghausen (Enviado)

Ejido Morelia, Chis., 22 de septiembre. La junta de buen gobierno (JBG) Corazón del arcoiris de la esperanza responsabilizó, una vez másá, a miembros de la Organización para la Defensa de los Derechos Indí­genas y Campesinos (Opddic) del ejido Agua Azul por las agresiones a bases zapatistas de la comunidad Bolom Ajaw, ocurridas los pasados 11 y 16 de septiembre.

Después de la golpiza inhumaná en el camino a las cascadas de Agua Azul, el dí­a 11, a tres zapatistas ( detenidosá por sus agresores y ocho horas después liberados en presencia de funcionarios estatales), el domingo 16, a medianoche, los mismos paramilitares se atrevieron a quemar la casa de nuestro compañero Jerónimo Morales Álvaro

La JBG identifica por su nombre a una veintena de miembros de Opddic, entre las decenas que atacaron a tres bases de apoyo. De acuerdo con la junta, Manuel Jiménez Álvaro fue pateado, golpeado a garrotazos y con la palma del machete azotado en la cara y cuello. Fue herido por una bala de pistola calibre 22 en la barbilla y el labio inferior derecho La junta identifica como agresor a Jerónimo Urbina López, del ejido Agua Azul.

En tanto, Jerónimo Morales Álvaro y Manuel Méndez Silvano fueron golpeados con garrote y a patadas, y con el machete intentaron provocarles heridas mortales. Después, nuestros tres compañeros fueron llevados al ejido Agua Azul, y en el trayecto les dieron patadas en costilla, brazos, cabeza y car Ya encarceladosá los amenazaron de muerte. En grito violento les decí­an que mejor se vayan de estas tierras Durante las ocho horas que permanecieron detenidos estuvo presente la policí­a sectorial, sólo tomando fotos de nuestros compañeros

La JBG destaca que tras el descarado intento de homicidioá se presentaron en el lugar, disfrazados de blancas palomitas y con la cara de aparienciá, Jesús Octavio Garcí­a Durán, de la Secretarí­a de Gobierno; Javier Alcázar Morales, delegado en Ocosingo de la Secretarí­a de Pueblos Indios, y José Hernández Nava, de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.

Los funcionarios, más que en un diálogo, argumentaban de forma aferrada negociar la reubicación de nuestros compañeros de Bolom Ajaw, sin importarles la liberación de los detenidos. Hasta que la JBG hace todo por la ví­a pací­fica se logra la liberación de nuestros compañeros Desmintiendo informaciones oficiales publicadas en la prensa, las autoridades autónomas subrayan que no hubo negociación alguna, y menos firmado actas de acuerdo con funcionarios del mal gobierno

La JBG añade: siempre hemos sido verdaderos en apostarle al diálogo, y nuestro llamado es en ese sentido. Hacemos la diferencia y aclaramos: dialogar no significa negociar las tierras recuperadas, ni mucho menos reubicar a nuestros compañeros. Estos delegados del mal gobierno presumí­an de ser la ví­a, cuando saben perfectamente que es tierra recuperad

A los paramilitaresá de Agua Azul les decimos que vean a su madre tierra con la vista abajo, para rescatar la memoria y la historia de nuestros ancestros, y entonces nuestro color y nuestra raza será como es, indí­gena y alegre, en convivencia y armoní­a con los colores del maí­z, sus bosques y sus rí­os. Y no rojos por la sangre que han dejado derramar nuestros compañeros bases de apoyo del EZLN por los garrotazos, patadas y bofetadas de machetes y las balas que les enseñan los de arriba y los del poder

En el caracol Torbellino de nuestras palabras, la JBG hace un llamado de resistencia, dignidad y unidadá para defender la tierra. Por herencia, por derecho y porque en ella nacimos, en ella vivimos y por ella damos la vida, nuestra palabra no es de violencia ni humillación ni mucho menos rendición Finalmente, responsabiliza a los gobiernos ilegí­timos, corruptos y perversos de Felipe Calderón y Juan Sabines Guerrero, disfrazados en operadores polí­ticosá, y reitera que Opddic se empeña en sembrar odio y rencor, y provocar enfrentamientos entre indí­genas y hermanos que somos