Se busca lí­der

Felipe Calderón Hinojosa prácticamente lanzó una convocatoria para buscar a un lí­der que saque a este paí­s de la pobreza, de la miseria, del desempleo, de la mediocridad, de la corrupción, de la inseguridad, de la desigualdad en que se encuentra sumido.

En un discurso conmovedor, el primer mandatario dio a entender que 105 y pico millones de mexicanos están esperando ansiosamente a que llegue un lí­der que sea capaz de aglutinar a esas minorí­as selectas en la economí­a, la empresa, la polí­tica, la cultura y hasta el deporte para mover a este paí­s en una dirección distinta al del lamento eterno que nos han enseñado a ser. "Un lí­der que logre transformar al México del ya merito, y del ahí­ se va; que pueda cambiar la percepción de la sociedad de que la culpa de nuestras desgracias han sido los gringos, los empresarios, los polí­ticos y otros", dijo Calderón. Pero, ¿cómo olvidar que algunos banqueros, empresarios, polí­ticos, gobernantes, malos funcionarios y hasta los gringos han tenido la culpa y contribuido a que este paí­s esté jodido?, preguntan millones de mexicanos en esa condición. ¡Perdonando hijitos, perdonando!, podrí­a aconsejar el cardenal Rivera.

En su discurso, improvisado, dicen algunos, Calderón llamó a construir "un México distinto al que se queda quieto, callado, resignado; un México distinto al que se acobarda frente al que tiene una AK-47 y hace lo que se le da la gana porque los 105 restantes, los 105 millones, simple y sencillamente no están en la menor disposición de arriesgar absolutamente nada". Pero, ¿cómo no tenerles miedo si el mismo gobierno no puede con ellos? ¡A las armas ciudadanos, a las armas!, podrí­a ser la recomendación, acotan los observadores.

El presidente de la República indicó que "necesitamos un México distinto al de la oruga docta que pontifica y se sube allá a su torre de marfil, y que tarde o temprano queda convertida en pedestal de imbéciles". ¿Se habrá referido al tabasqueño y los casi 15 millones de mexicanos que votaron por él?, preguntan aquéllos. Descúbralo usted mismo: "Un México distinto verdaderamente al que nos enseñó a agacharnos, a resignarnos, a esperar, a criticar y a ver a qué hora pasa una cosa como por arte de magia, como por milagro", agregó el presidente. (Seguro que se refirió a él, seguro, insisten los provocadores.)

Para construir el México en el que hemos soñado, el jefe del Ejecutivo invitó al "Grupo de los 300" (empresarios, artistas, intelectuales, deportistas) a "soñar con fuerza, a creer en lo que soñamos, a ser congruentes entre lo que soñamos, decimos y hacemos y, sobre todo, a creer firmemente en México, a transformarlo, con audacia, con fuerza; a ser capaces de responder y de rebasar los lí­mites de lo humanamente esperable, los lí­mites de lo conservador, de lo sensato, de lo prudente; a transformar a nuestro paí­s en el México que queremos, un México fuerte y seguro de sí­ mismo, un México limpio, ganador, competitivo, justo, el México que verdaderamente está llamado a ser".

Además, ilustró que "estoy convencido de que la clave, no sólo de ser lí­der o pretenderlo, la clave de vivir con sentido en este mundo es creer, es creer en algo intensamente, ser capaz de soñar, ser capaz de imaginarlo. Creer en algo implica también tener la fuerza para sostenerlo, la congruencia vital, escasa en nuestro tiempo, de ser coherente entre lo que se piensa y lo que se dice, y todaví­a más escasa y quizás especie en extinción, la congruencia entre lo que se piensa y lo que se hace".

El presidente reflexionó: "Cuántas veces en nuestro México se ha roto nuestro tiempo, cuántas veces hemos perdido, cuántas crisis económicas en nuestro México reciente han mandado a más de la mitad de los mexicanos a la miseria otra vez". ¡Una en 1976, otra en 1982, una más en 1988 y la última en 1994!, recuerdan los jodidos. "Cuántas fortunas se han construido sobre la sangre y sobre el dolor de esa mitad de mexicanos", insistió. ¡Ni nos lo recuerde señor presidente, porque nos vamos a poner a llorar, dirí­an 50 millones de mexicanos que están en esa condición.

Aunque ustedes no lo crean, pareció expresar el primer mandatario, "a veces también hay momentos de lucidez, de esplendor, en que una minorí­a selecta, ese pequeñito grupo de empresarios, de intelectuales, así­ llamados; ese pequeño grupo de periodistas y de deportistas, y de artistas y de polí­ticos, y de servidores públicos y de trabajadores, hace a un lado la gran tentación humana de quedarse sentado a la orilla del camino, de quedarse simplemente a descansar los fines de semana, de poner a salvo el pellejo y no hacer absolutamente nada que nos comprometa, de ser igual que siempre, y de apostarle un poco más a trascender y a pensar en algo distinto". ¡Pues han de ser tan poquitos que ni pintan!, exclaman los escépticos.

Para el presidente Felipe Calderón el ser lí­der, el ejercer el liderazgo es ser capaz de trascender, ser capaz de creer.

En opinión de los observadores polí­ticos objetivos, imparciales, enhiestos y erectos, en lugar de andar buscando lí­deres o dándole consejos al "Grupo de los 300", el presidente deberí­a erigirse como el lí­der que quieren ver esos 105 millones y pico de mexicanos, pero con acciones, no con palabras ni con ilusiones, porque si de discursos se trata, Andrés Manuel López Obrador podrí­a decir: El lí­der soy yo.

Agenda previa

Preocupado siempre por los "jodidos", "mi truchimán favorito", Emilio Gamboa, informó que ya le ordenó, perdón, le envió una carta al presidente pidiéndole que el incremento al precio de la gasolina y el diesel entre en vigor hasta el primero de enero de 2008. ¡Gracias "truchi", muchas gracias!, le responden aquéllos.

Después de un sesudo análisis, los integrantes de la Comisión Estatal Electoral de Nuevo León consideraron que los legisladores federales, y en especial el Congreso de ese estado, deben analizar con todo detalle las reformas constitucionales en materia electoral, pues a su juicio existen diversos dispositivos normativos que violan el modelo federalista de gobierno establecido en la Constitución Polí­tica de los Estados Unidos Mexicanos, ya que éstos atentan contra el ámbito competencial de las entidades federativas.