La guerra sucia de Calderón

Fuente: Cambio de Michoacán.

MORELIA

* La guerra de baja intensidad, el gobierno de Felipe Calderón la sigue aplicando al pie de la letra en comunidades de los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Michoacán

Lunes 1 de Octubre de 2007

«Nuestra principal demanda es la muerte de ustedes como lí­der autónomo. Por eso desde este momento disfrute la última dí­a de tus vidas, porque pronto los vamos a atacar o a dar justicia ».
Amenaza dejada en un baño de la Junta de Buen Gobierno de Oventik el sábado 22 por la noche.

El anuncio hecho por Francisco Ramí­rez Acuña en su comparecencia ante los legisladores el pasado martes, sobre la creación del Grupo Central de Atención a
la Subversión, en el que participan la Secretarí­a de la Defensa Nacional (Sedena), Procuradurí­a General de la República (PGR), Secretarí­a de Seguridad Pública (SSP) y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Sisen), tiene varias explicaciones e implicaciones.

La nueva corporación nace a raí­z del completo fracaso para detener la avalancha de crí­menes -que en los nueve meses del calderonato suman más de dos mil, es decir un promedio de siete por dí­a- los hechos recientes en la explosión de los ductos de Pemex adjudicados por el Ejército Popular Revolucionario (EPR) y la declaración del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) exigiendo la presentación con vida de los militantes del EPR desaparecidos.
Con referencia a la intención del gobierno de querer ligar al EPR con el EZLN, trae consigo situaciones que podrí­an poner al paí­s en situación de guerra, que a nadie, absolutamente a nadie conviene y por supuesto mucho menos a los más pobres, sobre los que siempre caen las peores desgracias.

La guerra sucia iniciada desde principios de los años 70 no ha concluido, continúa y ha tomado fuerza en el desgobierno de Felipe Calderón; ha dado pie a que el EPR haya iniciado acciones reclamando la aparición de dos de sus miembros detenidos en mayo pasado, Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez. En Morelia, el pasado viernes 26, otro desaparecido ligado a la lucha, Francisco Paredes Ruiz, ex integrante del extinto Movimiento Armado Revolucionario (MAR) y vinculado con el Foro Permanente por la Comisión de la Verdad.

Los grupos guerrilleros Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos (MR-LCB), Tendencia Democrática Revolucionaria Ejército del Pueblo (TDR-EP), Organización Insurgente 1 ° de Mayo (OI-1 °M) y Brigada de Ajusticiamiento 2 de Diciembre (BA-2D), también reclaman la presentación con vida de los desaparecidos el pasado 26 de mayo.

La guerra de baja intensidad, aprendida en la Escuela de las Américas por los responsables de miles de asesinatos, desaparecidos y torturados, en ella se graduaron más de 60 mil militares y policí­as de hasta 23 paí­ses de América Latina.

La guerra de baja intensidad, el gobierno de Felipe Calderón la sigue aplicando al pie de la letra en comunidades de los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Michoacán, ella consiste en disuadir a la población a organizarse, mostrando su capacidad de fuego, armamento, rambos; infiltrando a las organizaciones para saber cuáles son sus planes y su estrategia; tratar de cooptar a los lí­deres visibles que de no someterse los amenazan y si esto no funciona los desaparecen.

Ejemplos de la guerra de baja intensidad en Oaxaca, Guerrero y otros estados los hemos visto en diversos hechos: la lucha de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, con saldo de más de una veintena de muertos encarcelados y torturados (mal-gobierna el PRI); en la defensa de su territorio, los opositores a la construcción de la Presa La Parota cuentan con varios asesinados y encarcelados (mal-gobierna el PRD); el asesinato de la anciana violada Cristina Asencio, en Zongolica, Veracruz...

En Chiapas, donde mal-gobierna el PRD, la guerra de baja intensidad es subterránea, los medios mantienen encapsulada la información, los desalojos de comunidades zapatistas opositoras al despojo de sus tierras, que los gobiernos de Calderón y Sabines pretenden entregar a proyectos ecoturí­sticos administrados por corporativos transnacionales se han vuelto cotidianas. En algunas comunidades donde conviven prií­stas, perredistas y zapatistas, coinciden en denunciar al alcalde ha llegado del PRD Armando Cruz que mal-gobierna Los Mangos, en Pantelho.

Las agresiones a las comunidades zapatistas se han multiplicado en el calderonato, el contubernio PAN, PRD y medios se ha llegado al extremo de que organizaciones defensoras de los derechos humanos declaran que desde la matanza de Acteal en 1997, la situación de militarización no habí­a llegado a los lí­mites actuales; la presencia de grupos paramilitares Máscara Roja, Los Machines, bajo el cobijo del Ejército y las policí­as es evidente.

En la zona zapatista existen 79 campamentos militares y al menos cuatro unidades de Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales informó el Centro de Análisis Polí­tico e Investigaciones Sociales y Económicas (CAPISE) que tiene trabajando al menos cinco años en la zona del conflicto.

Cota Montaño, dirigente nacional del PRD y Juan Sabines, postulado por el PRD, PT y Convergencia, hacen mancuerna y han llegado al extremo de declarar que en Chiapas no hay conflicto. En la página electrónica del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas AC http://www.frayba.org.mx/ y http://enlacezapatista.ezln.org.mx/ usted puede ver los pormenores de las agresiones, no los busque en la tele, ahí­ sólo encontrará las estrellas del momento, futbol y la nota roja.

La impunidad de los responsables de cientos de muertos y desaparecidos, miles de encarcelados y torturados es resguardada por los gobiernos al servicio de los poderosos.
¿A dónde quieren llevar al paí­s Calderón y Ramí­rez Acuña con la militarización?
Dicen que una indí­gena peruana preguntó a los mineros al salir de un socavón: ¿Quién es nuestro peor enemigo? Se escucharon muchas respuestas: el capitalismo, los ricos, los yanquis... Ella respondió: nuestro peor enemigo es... ¡El miedo!

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