Contra la sinrazón y la imposición...nuestra organización

En nuestra aportación anterior habí­amos dejado claro la existencia de ejemplos sobre la resistencia civil pací­fica y organizada que los pueblos podí­an hacer respecto de ciertas decisiones polí­ticas y empresariales que tení­an un claro tinte de imposición, si bien no autoritarias sí­ oligárquicas. El ejemplo que les mostraremos aparece en la respuesta que Noam Chomsky da a una pregunta de Denis Robert referida a la conferencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC) organizada en noviembre de 1999 en Seattle (Washington) y que generó una polémica indiscutible y un nivel de actividad social y civil sorprendente. Sirva esto como ejemplo de la forma de que la organización civil pací­fica, bien estructurada, activa y constante, puede detener procesos de imposición que sólo intentan manipularla, empobrecerla, e incluso sobre todo y a pesar nuestro, esclavizarla.

Dice Noam Chomsky: los acontecimientos de Seattle reflejan la creciente oposición de la opinión pública al orden socioeconómico que algunos intentan imponernos desde hace 20 años. Un orden que afecta a numerosos habitantes del planeta, incluso en los paí­ses ricos, y que tiene consecuencias preocupantes para el futuro de los derechos humanos, la democracia y el medio ambiente. Un año antes de la cumbre de Seattle, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) renunció a imponer el acuerdo multilateral sobre inversiones, en gran medida gracias a las campañas organizadas por organizaciones no gubernamentales. En esta confrontación los activistas franceses tuvieron un papel destacado.

En EEUU, la Casa Blanca trató en repetidas ocasiones de tramitar su participación en el acuerdo mediante el procedimiento aceleradoá (Fast-track) gracias al cual el ejecutivo puede suscribir tratados comerciales sin consultar previamente al congreso, que posteriormente sólo tiene la opción de ratificarlos o rechazarlos. Pero, pese a contar con el apoyo de las empresas y los medios de comunicación, no lo logró. El Wall Street Journal, consternado observó que la oposición al procedimiento aceleradoá contaba con un arma definitiva: el pueblo, cuya opinión no podí­a pasarse por alto, tal como se pretendí­a. Las manifestaciones de Seattle han demostrado que los sectores crí­ticos de la población son cada vez más numerosos y más fuertes, y además forman un abanico muy amplio, diverso y activo. Las protestas de Seattle fueron el resultado de un meditado esfuerzo de organización y pedagogí­a educación sobre la actividad civil pací­fica y responsable-. Fueron distintas de las manifestaciones de protesta habituales, tanto por la gran diversidad de los grupos representados como por la seriedad de las preocupaciones y de los objetivos. Esta seriedad no quedó reflejada ni en la prensa escrita, ni en la televisión, ni en las declaraciones de los principales lí­deres, pero quien quiso pudo verla.

Esta cita de Chomsky nos debe ser muy cercana. Estamos frente a una imposición, frente a un entramado que pocos quieren ver porque así­ les conviene, porque les han exprimido hasta la última neurona con tele-basura o porque simplemente se han alineado a la no preocupación por los demás. Pero mañana, más de dos millones mostraremos que como en Seattle, y en muchos otros sitios, la voluntad razonada, pací­fica, original, honesta y fundada del pueblo debe ser escuchada, debe ser atendida y debe ser cumplida. Así­ que hasta no contar no creerá; contar para creerá y sabes contar pues cuenta mi voto Voto por voto.