Es el gobierno el que nos hace pelear, coinciden pueblos indí­genas en Sonora

La Jornada

domingo 14 de octubre de 2007

Grupos antagónicos de Oaxaca se reúnen en Ví­cam con sus hermanos de América

Hermann Bellinghausen (Enviado)

Ví­cam, Son., 13 de octubre. En su tercer dí­a, el Encuentro de Pueblos Indí­genas de América demuestra ser más que sólo una reunión de organizaciones y pueblos dispersos sobre el mapa como granos de maí­z aventados por el capricho de una mano. La ideá de América adquiere aquí­ un sentido distinto, más unitario y fraternal, donde las fronteras pierden su rigidez para pueblos de Centroamérica, el Caribe y los Andes que se reúnen con los de México, Canadá y Estados Unidos. No es redundante decir que en Ví­cam se han propiciado encuentros conmovedores, como los de zoques de tres estados, nahuas de muchas partes y condiciones, o mixtecos de las tierras originarias de Guerrero, Oaxaca y Puebla con sus hermanos migrantes en el norte, que es tan grande.

Uno de los momentos de mayor significación polí­tica e histórica lo protagonizaron esta mañana los triquis oaxaqueños, atrapados por luchas fratricidades de dos décadas, exilios económicos o bien a causa de la violencia. Heridas nuevas y viejas que siguen sin sanar. Y de pronto, los distintos grupos, incluso los que son rivales, coincidieron en el escenario y hablaron ante la concurrencia de manera inesperada.

El MULT y el MULTI, confrontados en su natal San Juan Copala, con una relación envenenada por partidos polí­ticos y ‘vendetas’ sin fondo, llegaron hoy ante los pueblos del Congreso Nacional Indí­gena, los delegados de Latinoamérica miembros de Ví­a Campesina y los representantes de las naciones nativas de Estados Unidos y Canad Y teniéndolos a todos como testigos de calidad, lograron coincidir en que es el gobierno el que nos hace peleará, como expresa Pascual de Jesús, representante del MULT, minutos después de que lo hiciera Jorge Albino, vocero del MULTI y del municipio autónomo San Juan Copala, en Oaxaca. Ambos grupos protagonizan diferencias graves, acusaciones mutuas de secuestros, asesinatos y otras cosas, no siempre con razón.

También están, hombro con hombro, los triquis de la diáspora norteña, representados por Julio Sandoval, del Movimiento Indí­gena por la Unificación y Lucha Independiente (MIULI), que se asienta en el valle de San Quintí­n (Baja California), y por Cuauhtémoc Bautista Martí­nez, del Frente de Unificación de la Lucha Triqui por la Libertad de los Pueblos Indí­genas (FULT), que se organizó en Nuevo San Juan Copala, como parte del pueblo sonorense de Miguel Alemán, adonde llegaron también como migrantes hace varios años.

Un momento culminante, aunque fuera de programa, ocurre cuando aceptan tomarse una fotografí­a todos juntos. Divididos en su propia tierra, los une su común pertenencia al CNI y la otra campaña, y su concurrencia a este encuentro de Ví­cam.

Poco después, un delegado del siempre humillado pueblo pima de Sonora (y Chihuahua) pondrá estos fenómenos en palabras precisas ante la congregación de cerca de 60 pueblos diferentes que le alegra los ojos: Me da tanto gusto que estemos todos juntos. Así­ querí­a que saliéramos adelante en esta batalla que estamos sufriendo. Yo cuento con mis compañeros que están aquí­, no con el gobierno. Mi gobierno es mi pueblo. Ya queremos cambio para nuestros hijos y nietos. Ya no hay pa’tras. Pa’delante nada más

Los amuzgos de Guerrero han decidido gobernarse ellos mismos. Los wixarrika (huicholes) de Jalisco, Durango y Nayarit, con poderosa presencia que causa revuelo de cámaras y micrófonos, convergen a su vez en el templete de Ví­cam para hablar con una sola voz. Pero también están los rarámuri, los tzotziles de Acteal y de la selva Lacandona, los choles de Palenque, los zapotecos del istmo de Tehuantepec y la sierra de Juárez, los nahuas y tenek de la Huasteca potosina, los pueblos originarios del Valle de Anáhuac, los ñañhú de los estados de México, Hidalgo y Guanajuato.

Qué ninguneo institucional y mediático podrí­a negar lo excepcional de estos entrecruzamientos, que serán memorables por largo tiempo. Qué otra convocatoria libre, sin manipulaciones, presiones ni maiceos lograrí­a este mosaico de raí­ces encontradas, unificadas en certidumbres básicas: el sistema capitalista es el causante de sus desgracias; es decir, los gobiernos cómplices, las empresas trasnacionales, los partidos polí­ticos que los usan sin tomarlos en cuenta ni apoyar su demanda de reconocimiento constitucional de sus lenguas, derechos y culturas.

Están también los purépechas de la meseta y la sierra michoacanas, de larga dignidad histórica; los pequeños pueblos cucapá, kiliwas, kumiai, kikapú, mascogos, caxcanes, coca. Y los tepehuanos, chatinos, tzeltales y mayas, los yoreme mayos y yaquis.

Y en fin, están representantes de los zoques expulsados por la explosión del volcán Chichonal en Chiapas, allá por 1982, quienes emigraron entonces a Guadalajara y se dispersaron. Ahora ya se andan reuniendo allá, y vinieron a encontrarse con sus hermanos de los Chimalapas oaxaqueños, los de la zona zoque tradicional de Chiapas y los colonos de la selva Lacandona. Estos son los encuentros del encuentro.

Voces del sur

También llegaron a Ví­cam representantes indí­genas de otros paí­ses latinoamericanos. Y las resonancias comunes no son pocas. Rafael Vázquez, mam de Guatemala, refirió anoche: Hemos luchado porque el gobierno nos respete. Hay mucha discriminación y explotación en nuestro paí­s. Luchamos por salario mí­nimo en el campo y contra el reclutamiento militar forzoso Allá, las tierras están concentradas por los ricos; los campesinos indí­genas no las tienen. Además, con los tratados de libre comercio se va a acabar la semilla criolla del maí­zá, y revela que ya está firmadas leyes de minerí­a y aguas verdaderamente destructivas. Otro paisano suyo, keqchí­, proclamarí­a enseguida: vamos a recuperar nuestra madre tierra. Los recursos no se venden

Los lenca de Honduras son campesinos que han ganado las demandas de tierra, pero tres décadas después el gobierno no ha cumplido. Este 28 de agosto hicimos 17 tomas y paralizamos ocho horas el paí­s exigiendo tierras y agua, y contra las minerasá, expresaron.

Carlos Guyaman Saltillo, miskito de Nicaragua, expuso que en 1987 el gobierno sandinista proclamó la ley de autonomí­a, pero en 1990 la revolución perdió el poder ante una derecha que luego se resistió a implementar la autonomí­a. No obstante, en 1997 se realizaron las primeras elecciones autonómicas.

Un representante taí­no de República Dominicana denunció que los gobiernos se han dedicado a aplicar los planes del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Reconoció la inspiración de Cuba, y la esperanza por los cambios en Venezuela, Ecuador y Bolivia, con la decisión de hacer otro tipo de gobierno. No nos queda otra que unificar a los pueblos contra el imperialismo

Un maya quiché de Guatemala, exiliado en Canadá por la guerra y las masacres, habló de su presente en el norte: Nuestras comunidades viven la violencia de las pandillas, los jóvenes están atrapados en la droga, sin saber su raí­z ni de dónde vienen Y apuntó: somos una nación maya sin Estado. Medio millón en el exilio. Después de los tratados de paz, los indios descubrimos que estábamos igual que antes, pero con 30 años de guerra. La otra América comienza de aquí­ para abajo

Leoncio, kichwa saraguro de Ecuador, admitió que el gobierno de Correa ha reconocido los derechos de los indí­genas. Y proclamó: Un solo corazón, un solo puño, una sola voz. ¡Aquí­ estamos, carajo!á