Guaridas de criminalesá, las casas de la Iglesia para curar pederastas

viernes 9 de noviembre de 2007

Sanjuana Martí­nez presentó su nuevo libro
Guaridas de criminalesá, las casas de la Iglesia para curar pederastas

Arturo Jiménez
La Jornada

Las tres casas que la Iglesia católica tiene en México para curará de la pederastia a los sacerdotes violadores de niños son en realidad guaridas de criminalesá que fomentan la impunidad, denunció la periodista Sanjuana Martí­nez mientras señalaba una de esas clí­nicasá desde un parque de la colonia Postal, la cual es dirigida, agregó, por el cardenal Norberto Rivera Carrera.

Martí­nez presentó en el parque Odesa su nuevo libro Prueba de fe: la red de cardenales y obispos en la pederastia clerical (Planeta), con prólogo del obispo Raúl Vera López.

También autora de Manto púrpura: pederastia clerical en tiempos del cardenal Norberto Rivera Carrera, la periodista estuvo acompañada del abogado y activista contra la pederastia José Bonilla Sada, cuyo hijo fue abusado sexualmente en un colegio de los Legionarios de Cristo, y del joven Jesús Romero, ví­ctima durante 14 años del sacerdote Carlos López Valdés, ya denunciado penalmente pero que aún oficia misas.

El libro de Sanjuana Martí­nez, quien consideró la pederastia como crimen de Estadoá, porque los responsables son encubiertos por instancias gubernamentales, fue presentado a unos metros de la casa Damascoá, ubicada en la esquina de las calles Carteros y Andalucí­a.

En esa casa, junto con otra del estado de México y una más en Jalisco, dirigida ésta por el cardenal Juan Sandoval íñiguez, se pretende rehabilitar a los violadores, aunque según la periodista, estos inmuebles ya son investigados por la Interpol.

Pero, como comentó Martí­nez, la aplicación de fármacos que reducen los impulsos sexuales y las terapias sicológicas y espiritualesá no han resultado y ha habido reincidencia, sin que en México se hayan decidido a juzgar y castigar de manera sistemática a los culpables, pues son muy pocos los sacerdotes detenidos y condenados.

La periodista agregó que su nuevo libro presenta varios casos para mostrar la forma en que la Iglesia católica encubre a los agresores sexuales con sotaná, en lugar de apoyar a las ví­ctimas de éstos, niños y adolescentes cuyas vidas resultan gravemente afectadas.

Con valentí­a, desde la plataforma de cemento del parque donde se colocó la mesa de los participantes, el joven Jesús Romero, de 24 años, compartió ante una treintena de presentes su experiencia sobre los abusos del sacerdote López Valdés, que comenzaron cuando tení­a 11 años y concluyeron hace unos meses, al romper el silencio y el control que el religioso ejercí­a sobre él.

Cabe destacar que López Valdés, quien ya fue denunciado por Jesús ante la Procuradurí­a General de Justicia del DF, tomaba fotos y videos de sus abusos, en los que además aparecen otros menores de edad.

Algunas de esas imágenes fueron mostradas y distribuidas a los periodistas por Bonilla, quien dijo que son una prueba de las prácticas de pornografí­a del sacerdote, quien ha estado en las parroquias de San Agustí­n de las Cuevas, en Tlalpan, y en la de San Judas Tadeo, al lado de la UAM-Xochimilco.