Hay desmantelamiento en la Wá

Diario de Yucatán

Primero Loret de Mola y ahora Aristegui

Eduardo R. Huchim

La emisora W Radioá llegó a ser referente informativo obligado en los años recientes, merced a una barra noticiosa en la que alinearon Carmen Aristegui, Carlos Loret de Mola y Ezra Shabot, quienes conducí­an los noticiarios matutino, meridiano y vespertino, respectivamente. Loret de Mola –quien llevó su talento y su frescura a esa emisora– dejó su espacio en septiembre de 2007 y Shabot hizo lo mismo dos meses después, y dos semanas más tarde se fueron de El Weso, un programa duro de roerá Salvador Garcí­a Soto y Christian Ahumada, El Duende

Buena parte del auditorio veí­a que, con esos antecedentes, era difí­cil que Carmen Aristegui permaneciera, porque resultaba claro que su ejercicio crí­tico y plural del periodismo no le gustaba a alguien de Wá, concesionada a Televisa y el grupo español Prisa, lo cual se habí­a evidenciado en particular cuando el noticiario Hoy por hoyá fue sacado de la TV pagada en 2006, por un problema técnicoá que se hizo permanente. Y sí­, el dí­a del adiós llegó el viernes 4 de enero, cuando Carmen anunció que el de ese dí­a era su último programa en W

En aras de un modeloá exitoso en otros paí­ses, Wá dejó ir a sus exitosos conductores y a una mancuerna clave de El Wesoá, y en un gran segmento de la audiencia quedará sin remedio la convicción de que se trató de un acto de censura, versión alimentada (acaso injustamente) por la presencia del cuñado del presidente, Juan Ignacio Zavala, en el ámbito directivo de la emisora.

También fue alimentada esa percepción con el hecho de que el programa de Carmen fuera excluido de la presencia de Felipe Calderón, cuando aquél comparecí­a ante los micrófonos de los noticiarios más escuchados.

Más allá de suspicacias, es inocultable el desmantelamiento de un equipo que condujo a la Wá a la cima de la influencia radiofónica. Aun cuando el mencionado modeloá resultara exitoso, difí­cilmente la emisora recobrará la influencia que lo-gró con los conductores excluidos, los tres distintos y los tres con notables virtudes.

Un dato del interés que generó la salida de Aristegui lo hallé en el portal de Reforma.com. La noticia fue puesta ahí­ a las 9:16 de la mañana, y cuatro horas después el número de comentarios –favorables y desfavorables a Carmen– habí­a rebasado los 200. Sus malquerientes le reprochaban precisamente una de sus virtudes: el haber dado voz a quienes se les negaba en otros ámbitos electrónicos, en forma destacada a Andrés Manuel López Obrador.

Pederastia Con una asombrosa capacidad de distorsión e intolerancia, hubo quienes vieron en el periodismo de Carmen una parcialidad reprochable –ella que siempre cuidaba tener las dos o más versiones en casos litigiosos– y una obsesión por ciertos temas como el de la pederastia, cuando la incidencia de este asunto en sitios cumbres del poder público y de la Iglesia Católica deberí­a obsesionar a la sociedad toda. Me pregunto si esos crí­ticos conocerán los traumas que sufren las ví­ctimas –niñas y niños– de tal infamia, pero lo que sí­ conocen sin duda es el noticiario de Aristegui, es decir, lo denuestan pero lo escuchaban.

Para Carmen, a quien se espera ver pronto en otra frecuencia además de su programa Aristeguiá de CNN en español, la coyuntura ha sido una vuelta al ruedo dominada por los aplausos, si bien no han faltado los pitos que, como les ocurre a las grandes figuras del toreo (en este caso del micrófono), sirven bien para subrayar la grandeza. En el momento final de su programa del viernes, su voz fue sustituida por la de Joan Manuel Serrat, con los Cantares, de Antonio Machado: Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar...

Omnia En 2007, el Congreso de Yucatán decidió que la elección de los comisarios municipales se encomendara a los alcaldes, lo cual propició situaciones anómalas que en Kimbilá, municipio de Izamal, está teniendo el caso más notable. Entre cuatro candidatos, ganó una mujer: Feliciana Mex, quien recibió el reconocimiento de sus contendientes, pero no el del alcalde Roberto Rodrí­guez Assaf, quien quiso imponer a quien quedó en segundo lugar, Rogelio Can, lo cual provocó la inconformidad generalizada del pueblo y produjo a doña Feliciana el doble de seguidores respecto de quienes originalmente votaron por ella.

El alcalde envió a la fuerza pública, con la cual la población estuvo a punto de chocar en diciembre pasado, y se iniciaron procesos penales contra 18 inconformes, además de que se amenazó a varios frailes simpatizantes del movimiento, como lo ha denunciado el Equipo Indignación. Vinieron los intermediarios, se buscó la intervención de los diputados locales, quienes se comprometieron a actuar, pero faltaron a su palabra.

Al iniciarse 2008, la situación sigue siendo tensa, la comisarí­a está vacante, los intentos de cooptación han fracasado y la violencia que hasta ahora se ha evitado puede sobrevenir. ¿Y la gobernadora Ivonne Ortega? Quizá se ocupe del asunto en una de las escalas que hace en Yucatán en medio de sus frecuentes viajes fuera de la entidad.– México, D.F.