El TLCAN, pesadilla para el agro, señala Ramí­rez López

De la Jornada del 20 de enero de 2008
Gabriel León Zaragoza

A 15 años de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es tiempo que su capí­tulo agropecuario sea sometido a revisión, para que el sector rural del paí­s lo vea como una oportunidad de crecimiento y desarrollo o, de lo contrario, seguirá siendo una verdadera pesadilla para los campesinos mexicanosá, afirmó en un análisis sobre el tema el presidente de la Comisión de Desarrollo Rural del Senado, el prií­sta Heladio Elí­as Ramí­rez López.

En una reunión con el frente nacional de legisladores del sector rural, que aglutina a más de 100 integrantes, consideró urgente la revisión del acuerdo comercial neoliberal para corroborar si éste ha cumplido sus objetivos, entre otros, el de elevar las condiciones de vida de los habitantes del medio rural, de generar oportunidades de empleo, de hacer competitiva la agricultura y de combatir la pobreza y reducir la desigualdad en el campo.

Puntualizó que, aunque existen fundamentos jurí­dicos para proceder al examen del tratado trilateral, hace falta sólo la decisión polí­tica del gobierno

Se necesita la misma (decisión) que se tuvo cuando se firmó el acuerdo comercial (durante el gobierno del prií­sta Carlos Salinas de Gortari), con la conciencia de que nos obligarí­a a realizar reformas estructurales profundas, drásticas, a nuestro marco constitucional. Mismas que permitirí­an, con el cambio de rumbo en la economí­a nacional, elevar al sector rural como una prioridad de las polí­ticas públicas, con el compromiso de modernizarlo para poder cumplir con éxito el reto de la competenciá, señaló.

El legislador de la Confederación Nacional Campesina (CNC) consideró que el TLCAN puede ser la oportunidad para el campo a condición de que se replantee a fondo la polí­tica agropecuaria y se cambien las estructuras envejecidas que aprisionan la esperanza de los campesinos e indí­genas e impiden la inversión y su modernización, y se fortalezca la organización campesina en lugar de dispersarl

El gobierno federal continuó tiene que darse cuenta de que la liberación de nuestro campo es la competitividad y ésta sólo puede llegar con la revolución de los conocimientos.

En las condiciones actuales de descapitalización, atraso tecnológico, deterioro o falta de infraestructura social y productiva sin una polí­tica de transición, subsidios y presupuestos multianuales que nos equiparen a los agricultores de nuestros socios comerciales difí­cilmente podremos reactivar la vida de nuestro sector ruralá, refirió.

Reprochó que los gobiernos de tres lustros (dos prií­stas y dos panistas) a la fecha no han querido realizar un análisis muy serio para tomar decisiones de aliento y visión de largo plazoá, con el fin de atender la crisis estructural del medio rural.

Por el contrario, precisó, siguieron desmantelando la estructura de soporte del campoá, al tiempo que los gobiernos socios del tratado fortalecieroná sus leyes agrí­colas en abierta violación al espí­ritu y mandato del acuerdo e hicieron más evidentes las asimetrí­as que nos separan y hacen inviables nuestros propósitos competitivos

En su análisis detalla que las preocupaciones de los campesinos se han topado con el menosprecioá e inútiles mesas de diálogoá, cuando lo que quieren es la revisión de un tratado que los dejó inermes en esta competencia tan desigual