México: El virus que no salvó a Calderón

Radio Nederland
http://www.informarn.nl/americas/mexico/act090506-calderon-virus-mexico

México/Marta Durán de Huerta
06-05-2009

Cuando parecía que las cosas no podrían ser peores para los mexicanos, apareció un virus nunca antes visto, muy agresivo, que ataca rápido y curable eso siempre que se trata en las primeras horas. El periódico Reforma dio la voz de alarma de la epidemia.

Las autoridades sanitarias ya sabían de muchos casos de pulmonía y neumonía atípica, tanto por los síntomas, como por la temporada y el número de pacientes. El jueves 23 de abril, las autoridades sanitarias declararon el estado de emergencia epidemiológica cuando ya no se podía disimular más el problema.

Auto elogio, placebo contra la ineficacia

Los medios masivos de comunicación se han hecho eco de la campaña de medidas preventivas y sobre todo de los auto elogios del gobierno federal.

En los últimos once días en la prensa no se habla de otra cosa que del nuevo virus.

Ya no se habla de los ejecutados por el crimen organizado, ni de la nueva devaluación del peso, ni los índices del desempleo e inflación. Pasaron a páginas finales o ni siquiera se les menciona. El virus N1H1 centra toda la atención. Sin embargo, las críticas de los mismos doctores, enfermeras y pacientes no llegan a toda la ciudadanía.

Pocos medios difundieron la noticia de una protesta de médicos y enfermeras por la falta de equipo para atender a los pacientes.

México pidió un préstamo al Banco Mundial por 250 millones de dólares para hacer frente a la emergencia de salud, pero no se sabe qué piensan hacer las autoridades sanitarias con ese dinero. Lo que sí está claro es que el daño hecho a lo largo de años de indolencia hacia el sector salud es irreversible.

Aunque la atención se concentra en el A N1H1 la imagen del presidente no mejoró sino que salieron a relucir otras dolencias olvidadas.

La Organización Mundial de la Salud felicitó al presidente Calderón por la respuesta oportuna con medidas radicales para evitar que el virus se propague.

El periodista y analista político Miguel Ángel Granados Chapa afirmó que el mérito era de la ciudadanía, no del gobierno. Los familiares de los pacientes no han dejado de quejarse, entre otras cosas, de que en la salas de espera de los centros de salud, no se separan a los enfermos de vías respiratorias, tengan o no el virus, de los demás, así que los hospitales se convirtieron en verdaderos focos de infección, por las precarias condiciones en las que funcionan. ¿Cuántos muertos se deben al virus y cuántos a la mala atención médica?

Frenar la epidemia, mérito ciudadano

Todos los mexicanos, incluso los más escépticos colaboraron con las medidas sanitarias de buena gana. El miedo se fue transformando en bromas y chistes y la gente se relajó y tomó la situación con filosofía, aunque para muchos, las disposiciones se volvieron en sinónimo de desempleo.

El virus dejó al descubierto todas las carencias de un sistema de salud, que en días comunes y corrientes no tiene suficiente personal, ni medicamentos, ni instrumental, ni camas. Imagínense ahora que hay una epidemia. Los pacientes hacen colas durante horas o días en los pasillos hasta que se desocupa una cama. En contraste, los funcionarios de la burocracia de cuello blanco hacen palidecer a cualquiera con los altísimos salarios que disfrutan así como sus innumerables privilegios. Eso no mejoró en nada la imagen de Calderón y de sus allegados. Los puestos más importantes en el sector salud, los ocupan personas, como el secretario del Seguro Social Molinar Horcasitas, cuyo gran mérito es ser amigo del presidente. Esos funcionarios no tienen ninguna experiencia en el sector salud ni interés en solucionar los problemas de fondo.

El daño es irreversible

Los últimos cuatro gobiernos de corte neoliberal en México desmontaron poco a poco el Estado y sus instituciones. Casi todas las empresas estatales o paraestatales fueron privatizadas; primero vendidas a los amigos y luego rematadas como verdaderas gangas a transnacionales, en su mayoría norteamericanas.

Los fondos para salud e investigación científica disminuyen cada día. Los laboratorios que en mejores tiempos preparaban vacunas, cerraron, por esa razón, en lugar de que México prepare sus propios medicamentes, tiene que comprarlos a los Estados Unidos.
Cualquiera que visite un hospital en estos días o tenga la desgracia de caer enfermo, sufrirá en carne propia los efectos de las políticas privatizadoras, el recorte de presupuesto y para colmo, el bombardeo de auto felicitaciones del Gobierno federal.

La enorme campaña publicitaria montada desde el Estado ha tratado de lavar la imagen pública de Felipe Calderón, pero no lo logró. Las opiniones siguen muy divididas e incluso mucha gente común piensa que se trata de exagerar un problema para desviar la atención. Los intelectuales de izquierda, utilizando las mismas fuentes oficiales, señalan las incoherencias en las cifras y los especialistas se llevan las manos a la cabeza al ver cómo las autoridades quedaron rebasadas aunque oficialmente no se reconozca esta realidad.

El regreso a las actividades será escalonado y en cuanto pase la emergencia, la resaca sacará más cosas a la luz.

La herida sigue abierta

Felipe de Jesús Calderón Hinojosa llegó a la presidencia de la república en medio de la controversia, falta de legitimidad y acusaciones de fraude electoral. La negativa del gobierno, de su partido y de él mismo a contar los votos otra vez, apara así de una vez por todas salir de la duda, empeoró la situación.

Ante la falta de legitimidad y respaldo de las urnas, Calderón intentó lavar su imagen declarando una guerra abierta al crimen organizado que desde que su comienzo hasta la fecha ha costa casi diez mil vidas y sin resultados duraderos. Algunos capos han sido capturados, pero las organizaciones criminales tienen organizados los relevos y siguen operando como sin nada.

El presidente Calderón se jactaba de fortaleza del sistema financiero y de las reservas del Banco de México, a pesar de que el desempleo crecía a la par de la inseguridad y del deterioro de la vida de la mayoría de los mexicanos. En eso, llegó la crisis financiera mundial. El Secretario de Economía Carstens declaró a la prensa que eso sería un resfriadito para México mientras que Calderón apuntaba hacia Estados Unidos asegurando que era una crisis que venía de fuera y no originaria de México; sin embargo, ese argumento no fue suficiente para lavarse las manos pues los últimos cuatro gobiernos de corte neoliberal, implementaron políticas que hicieron que la economía mexicana dependiera aún más de la norteamericana.

El presidente norteamericano Barack Obama y Felipe Calderón enfrentan una terrible crisis económica y una epidemia. A diferencia de Calderón, Obama cuenta con muchas simpatías y habla honestamente de los problemas; Calderón tratar de ocultarlos, disimularlos y maquillarlos. En política eso es un boomerang o una bomba de tiempo.