Salinas, ¿"regreso al futuro"?

Agenda CONFIDENCIAL
Luis Soto
Jueves, 25 de febrero de 2010

El Financiero
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¡Lo perdimos, hermano, lo perdimos!, exclaman preocupados algunos observadores. ¿A quién, a Fernando Gómez "Mosh"?, preguntan los malosos. No, hombre, ése "ya cavó su tumba política" el mismo día que le declaró la "guerra a muerte" al presidente del PAN, César Nava. Al que perdimos fue al señor licenciado don Carlos Salinas de Gortari. ¿Pasó a mejor vida? La boca se te haga chicharrón, sigue vivito y coleando, pero cada vez más disminuido de sus facultades; como que ya le dio Alzheimer, tercian aquellos "jodidos" y "jodidas" a quienes les prometió que iba a llevarlos al Primer Mundo.

¡Expliquen, expliquen!, piden los analistas bisoños y hasta iniciados quienes no alcanzan a entender cómo un hombre tan inteligente, visionario, valiente, patriota; el "modernizador de la política, la economía y la sociedad", el cuasiestadista ...haga nuevamente acto de presencia en nuestro país y diga, primero, una serie de sandeces, y luego arremeta contra uno de los modernos "héroes de la patria", aquél que sí cumplió lo que prometió a la población en materia de crecimiento económico, creación de empleos y bienestar para la familia; el mismo que contribuyó a que el PAN echará al PRI de Los Pinos en 2000, el expresidente Ernesto Zedillo, pues.

Primero las sandeces. Salinas declaró: "El desarrollo soberano de México exige recuperar el sistema de pagos del país. Regresemos al futuro a partir de la legitimidad del Estado... es muy importante contar con una banca en manos de mexicanos para que atiendan las necesidades de financiamiento de las empresas." ¿Qué regresen a manos de "El Divino", de Cabal Peniche, Lankenau, Madariaga, Somoza, Gómez y Gómez y demás personajes de la misma calaña, a quienes al principio de la década de los noventa Salinas les mandó decir, palabras más, palabras menos: "Fórmense, muchachos, que vamos a repartir los bancos", ¿no fue Salinas, junto con Aspe, quienes prometieron que "sus buenos muchachos" casabolseros -a quienes finalmente les vendieron los bancos- iban a hacer de este país el símbolo de la prosperidad y ejemplo para todo el mundo. Bueno, hay que reconocer que fueron ejemplo, pero de corrupción, ineficacia, pillerías.

¿No fue el mismo Salinas quien al principio de su administración dijo textualmente: "Modernizaremos el sistema financiero para alentar el ahorro privado y estableceremos disciplina, castigando abusos"? Después, la sociedad se enteró que en lugar de castigar abusos solaparon las pillerías. ¿No fueron él y Aspe quienes les abrieron primero la puertita y después el zaguán a los bancos extranjeros? Uno de los ocho principios fundamentales (publicados por la Secretaría de Hacienda el 13 de agosto de 1990) que supuestamente normarían la desincorporación de la banca en el sexenio salinista, decía: "Se pretende asegurar que la banca mexicana sea controlada por mexicanos. El control mexicano de nuestras instituciones es compatible con la inversión extranjera. Es deseable que ésta concurra con su visión de largo plazo, su acercamiento en tecnología, comunicación y servicios financieros; y que se integre al desarrollo general de nuestro país. En síntesis, que se comprometa con el futuro de México." Posteriormente los millones de ahorradores e inversionistas descubrieron que todo esto era "de dientes para afuera".

¡Mejor ya no le sigan, mejor ya no le sigan con esos tristes recuerdos porque van a hacernos llorar!, exclaman las "jodidas" y los "jodidos" a quienes ilusionaron aquéllos.

Después de 20 años el señor licenciado don Carlos Salinas de Gortari se atreve a decir prácticamente que el expresidente Ernesto Zedillo provocó la quiebra de los bancos y también fue el culpable de que el capital de los bancos que estaba en manos de sus "buenos muchachos" mexicanos, pasara a manos de los extranjeros. ¡Cínico, sinvergüenza, perverso! Más cínico resulta que hizo tal declaración durante un seminario organizado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias. Para quienes lo hayan olvidado, don Manuel fue un prestigiado y reconocido banquero y empresario, a quien el mismísimo Salinas le impidió recuperar su banco en la reprivatización de 1992.

Ya encarrerado, Salinas volvió a sacar el rencor contra Ernesto Zedillo Ponce de León, a quien acusó de haber filtrado información financiera confidencial a algunos empresarios que volvieron a saquearnos, y que juntos -Zedillo y sus cuates, vivillos desde chiquillos- provocaron el "error de diciembre" y la crisis que nos dejó viendo estrellitas. Todo eso, en el triste final de 1994.

O sea que la severa, valiente y patriótica acusación la hace el expresidente ¡15 años después! ¡Que no manche! ¿Hasta ahora se enteró, o antes pensó que calladito se veía más bonito? Como diría mi bisabuela, acota un observador: "Ya no sabe qué inventar para que hablen de él."

Lo interesante sería que "Zedillín" saliera al paso a su antecesor en la Presidencia y se echara un tirito con él, a la manera de los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, y Álvaro Uribe, de Colombia, que en la reciente Cumbre latinoamericana y caribeña se mandaron ¡directamente al carajo! para solaz y esparcimiento del respetable público que ya comenzaba a bostezar con la catarata de discursos de "unidad bolivariana".

¡Anímese, doctor Zedillo!, le gritan la opinión pública y la sociedad; el país está ansioso de que se renueve el elenco del show político. Ya ve qué aburrido se puso el "Fer-sainete".

Agenda previa

En sesión extraordinaria, el Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE) aprobó por unanimidad, en lo general, sancionar a Televisión Azteca por incumplir con la transmisión de promocionales de autoridades electorales y de partidos políticos, durante los procesos electorales locales que se llevan a cabo este año en los estados de Chihuahua, Puebla, Durango y Zacatecas. Con una votación diferenciada, de seis votos a favor y tres en contra, el órgano de decisión del Instituto decidió las siguientes sanciones, que en su totalidad suman 122.4 millones de pesos por la no transmisión de 16 mil 92 promocionales.