
El cinismo de Felipe y los derechos de terceros de los ciudadanos de segunda
Submitted by nadezhda on Dom, 08/20/2006 - 09:57
Mundo de Hoy
• Por Miguel Mouriño
20 de Agosto de 2006
El cinismo de Felipe Calderón es sublime. Después del lodazal dentro del cual se realizó el conteo-muestreo, plagado de irregularidades, que delatan el fraudulento proceso electoral del 2 de julio pasado (sólo un necio podría negar el fraude después del mugrero que resultó del recuento) todavía se atreve, secundado por los levanta cejas de la televisión y los merolicos de los otros medios de comunicación, que se han dado a la tarea de ocultar a la opinión pública el torrente de lodo que manó del mentado recuento, tergiversando la verdad y torciendo la realidad a favor del PAN y de su candidato, a exigir a AMLO, que respete a las instituciones de este país, como si el propio Felipillo, el PAN, Ugalde y Fox, no las hubiesen mancillado, utilizándolas para sus deshonestos fines, cual si de papel sanitario se tratara, dejándolas en la lona, carentes de toda credibilidad para los ciudadanos comunes y corrientes. ¿Cómo ven?
En cuanto a los derechos de terceros, tema por demás polémico en estos días, algunos intelectuales, encabezados por Carlos Monsivais, se han manifestado en contra del bloqueo vial, impuesto por la Coalición por el Bien de Todos, como medida de resistencia civil, en defensa del voto.
Dicen que los campamentos que la resistencia civil ha establecido sobre paseo de la Reforma, av. Juárez, la calle de Madero y la plancha de la plaza de la Constitución en el zócalo de la ciudad de México, violan derechos de terceros.
Tienen razón, aunque se les olvida decir que el motivo que impulsó a esos ciudadanos a plantarse sobre las mencionadas avenidas, es precisamente que durante mas de setenta años, una parte de la clase política, en contubernio con la oligarquía, que paulatinamente se ha ido convirtiendo en un quinto poder, secuestrando a los otros poderes, ejecutivo, legislativo y judicial, imponiéndoles su voluntad e intereses por sobre los del pueblo, ha violado flagrantemente la constitución política de este país y los derechos de sus ciudadanos.
Terceros todos, que hemos sido afectados por igual, por el sistema económico neoliberal que ha pasado senda factura al pueblo, empobreciendo a una mayoría, condenándola a vivir marginada de una minoría, que goza del desarrolloá; del empleo (aunque a cuenta gotas y mal pagado), de la educación (aunque deficiente), de la atención médica (deplorable o carísima) y la vivienda (cara y de mala calidad), que son garantía de todos los mexicanos y yendo más allá , de todos los habitantes de esta nación, sean o no naturales de ella.
Monsivais, con un endeble argumento, asume la necesidad de un movimiento en defensa del voto, pero reniega del bloqueo vial, como medida de presión y de resistencia, pues a su juicio, viola los derechos de terceros, a quienes considera inoportuno afectar, pues la mayoría según sus cálculos- votaron por AMLO (y aunque no lo hubiesen hecho, igual tienen derechos) y señala que acciones como esta, no abonan a favor del movimiento de resistencia civil y sus objetivos. Este argumento soslaya el propio discurso de Monsivais, quien siempre ha dicho que no hay, ni puede haber, ciudadanos de primera y de segunda, pues para la ley mexicana, todos somos iguales.
Entonces pregunto a Carlos: ¿No es el mismo derecho, el de los ciudadanos de la tercera edad, que viven en el abandono y la miseria, olvidados por una sociedad, que después de haber disfrutado el fruto de su trabajo y esfuerzo por años, los condena a vivir como parias, sin el derecho a recibir una pensión digna; que fueron rasurados del padrón electoral del IFE, para que no sumaran su voto a la causa de AMLO, quien se esforzó para que al menos en la ciudad de México, los ancianos pudieran gozar de una ayuda económica que abonara a su bienestar?
¿No es el mismo derecho, el de los millones de mexicanos que no tienen acceso a una educación eficiente, que les permita acceder a iguales oportunidades que les franqueen su futuro, que no tienen una vivienda digna, una atención médica de calidad, un empleo que les permita comer y vestir con dignidad y ofrecerles a sus hijos esa misma oportunidad, de crecer sanos y en igualdad de condiciones con los hijos de quienes pertenecen a la minoría, más favorecida, que el derecho de quienes viven a la sombra del sistema, que tienen un empleo en su mayoría, inseguro y mal pagado, pero empleo a fin de cuentas; que tienen un auto, escuelas particulares para sus hijos, seguro médico privado, vivienda, vestido y alimento asegurado, que gozan de ciertos privilegios, como poder ir al cine y a comer de cuando en cuando a restaurantes, como el TV-cable que solo contribuye a obnubilar, su de por si ya disminuida conciencia?
¿O qué del derecho de quienes se amparan en la impunidad y hacen sendos negocios en contubernio con las autoridades corruptas y evaden impuestos, explotan a sus trabajadores, engañan al seguro social pagando cuotas exiguas, cuando deben pagar mucho más, escudándose en el argumento venal, de que son ellos quienes generan el empleo y el desarrollo en este país, lo que les confiere a su juicio- el derecho de tergiversar y torcer la ley a su antojo y conveniencia y luego quejarse cuando un grupo de ciudadanos, de manera pacífica y legítima, ejerciendo su derecho a defender su futuro y el de sus hijos, afectan sus objetables y amañados intereses?
¿Hay acaso derechos de primera y de segunda? Por que de otra forma, no se entiende el reclamo de respetar los derechos de terceros, cuando es claro que aquí, los terceros afectados somos todos.
Otra contradicción de Monsivais, consiste en hacerse eco de intelectuales como Rolando Cordera, quien se balancea cual badajo de un lado a otro según su conveniencia e intereses. Cabe aclarar que en ningún momento se pretende cuestionar, con lo expresado en esta columna, la integridad y calidad humana, moral e intelectual de Carlos Monsivais, a quien respeto y admiro, razón por la cual le expreso mi punto de vista e inconformidades.
Vale aclarar, que este tecleador, está en pie de lucha para defendernos contra este fraude, que pretende imponer a los mexicanos la voluntad de un grupo minoritario y proteger así, mediante títeres fácilmente manipulables, como Vicente Fox y Felipe Calderón, sus turbios intereses y no para defender a AMLO, ni al PRD o a la coalición que con otras fuerzas políticas conforman. Creo fervientemente en la participación ciudadana, como la única herramienta capaz de construir un México mejor y diferente, pues la responsabilidad no se acaba después de ir a votar, no podemos dar un cheque en blanco a los políticos, dejándoles toda la responsabilidad y la confianza que han mostrado no merecer; es deber y responsabilidad nuestra como ciudadanos, ejercer la soberanía y vigilar que nuestra voluntad se respete y se de prioridad al interés nacional frente a cualquiera otro, para garantizar la justicia, la igualdad y el desarrollo que permitan que gobiernen la paz y la razón entre los nuestros.
Recordemos que la Constitución política de nuestro país, establece que la soberanía radica en los ciudadanos y el mecanismo mediante el cual estos la deben ejercer, es el voto. Por lo tanto este es la máxima institución en la democracia, pues es a través de él, que la mayoría puede expresar su voluntad con claridad y con certeza.
¿Si no hay respeto al voto, pues entonces a qué?
Miguel Mouriño es escritor y periodista. Es fundador de ediciones el Tintero, editorial Independiente, además fue ganador del premio de poesía juvenil Pablo Nerudá, otorgado por la fundación Neruda, de Chile, por primera y única vez en el año de 2002. Además, Mouriño es fundador de la revista Viva la palabra, suplemento publicado en un blog, (www.viavalapalabrarevista.blogspot.com), que publica poesía de varios autores y que está en construcción.