
Convergencia - VI informe
Submitted by nadezhda on Vie, 09/01/2006 - 20:03
VI Informe de Gobierno del Lic. Vicente Fox Quesada
Tiene la palabra el señor diputado Alejandro Chanona Burguete del Partido de Convergencia.
El diputado Alejandro Chanona Burguete: Con permiso de la Presidencia. Este H. Congreso de la Unión, deberá comportarse a la altura de las circunstancias históricas que vive el país y proponer a toda la nación, sin demora y sin regateo, las leyes, las políticas y las medidas necesarias para evitar que la preservación ilegítima del poder, por el poder, continué corrompiendo las instituciones y la vida pública de los mexicanos.
Compañeros y compañeras legisladores de la LX Legislatura del Honorable Congreso de la Unión:
Convergencia, refrenda ante la nación su compromiso de continuar luchando por la justicia social y la renovación de las instituciones de un verdadero Estado democrático. Lejos de avanzar y consolidarse la transición democrática, en México está retrocediendo, en un ambiente de confrontación y polarización social.
Algunos consideraron la alternancia ocurrida en el Poder Ejecutivo hace seis años, como la consolidación de la transición, otros, advertimos que era solamente un paso necesario, pero insuficiente, como lo plantea el IMSS. La transición democrática estará completa cuando se hayan alcanzado los suficientes acuerdos acerca de los procedimientos políticos para producir un gobierno electo, cuando un gobierno tomé el poder como resultado directo de una elección libre y popular, cuando este gobierno tenga la autoridad de generar nuevas políticas y cuando los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, generados por una nueva democracia, no tengan que compartir su poder con poderes fácticos.
Insistiremos, una y otra vez, gobernar para todos, precisa de instituciones que sean verdaderas fortalezas democráticas al servicio de la sociedad y a prueba de fuego. Por el contrario, si las instituciones son secuestradas por unos cuantos para imponer sus intereses al resto de la sociedad, solamente estaremos dando un barniz de legalidad a un sistema renovadamente autoritario e ilegítimo.
Debemos reconocer que nuestra democracia encarna una opaca combinación de desigualdad social con debilidad institucional. Es tiempo de hacer un paro en el camino y encausar los esfuerzos para luchar por consagrar la conducción virtuosa de la democracia en México. El proceso de democratización debe garantizar claramente el derecho ciudadano para ganar el control del gobierno, en el sentido de un auténtico sistema de libre competencia en las elecciones, para tener en efecto, gobernantes legítimos.
Los problemas de la democracia –es sabido– se resuelven con más democracia. No neguemos a nuestros hijos, la posibilidad de una patria generosa y de una nación entera, en donde se garantice, la paz, la justicia, la seguridad y el bienestar. Ello sólo será posible, insisto, si fortalecemos nuestra democracia.
La crisis política que surgió en la jornada del 2 de julio y los días posteriores, evidencia un conflicto que germino mucho tiempo antes, se inicio cuando el Presidente Fox trivializó las instituciones, cuando cogobernó con su esposa, cuando desprecio en los hechos a este Poder Legislativo y cuando privilegió políticamente a su partido, lo peor, lo peor, que mantuvo el modelo económico que hoy condena a la pobreza a 60 millones de mexicanos.
No hay malestar con la democracia, hay malestar en la democracia, el Presidente abdicó a su responsabilidad de gobernar para todos y olvidándose del mandato popular que lo llevó al poder, se dedicó a impedir como cruzada personal el triunfo del candidato de la Coalición por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador.
Mientras, mientras en el país, brotan por doquier conflictos políticos y sociales, ahí está Oaxaca y con el narcotráfico, continúa un desafió infranqueable y una actitud impune por parte de este poder fáctico. Y además, además, hoy el campo, nuestro, nuestra casa, el Congreso, está sitiado; por ello también invito al Presidente Fox a que venga a firmar un decreto de estado de sitio, es indigno, es indigno, lo que está pasando en estos momentos.
Esta crisis, esta crisis que está viviendo el país, se incubó en los pasillos del poder, entre grupos dispuestos a todo, con tal de defender los privilegios ilegítimos que surgen cuando no prospera la democracia, se avivó cuando las instituciones se pusieron al servicio de esos intereses; explotó cuando se hizo evidente la incapacidad de las instituciones electorales para dar certeza a los resultados del 2 de julio haciendo retroceder al país en su historia.
Que nadie se equivoque. Hoy Fox es un reflejo del abuso del poder. Quien corrompe a las instituciones es el poder por el poder. Ayer a nuestros padres, hoy nosotros; y si no actuamos mañana nuestros hijos seguirán siendo víctimas de la exclusión social, de la impunidad en la impartición de justicia, de la desigualdad social y de la desesperanza.
Resolver la desigualdad y la injusticia social es un asunto de Estado. La pobreza y la marginación excluyen en los hechos a más de la mitad de las mexicanas y de los mexicanos. El pequeño grupo que concentra el poder económico, también controla un gran número de las instituciones y trata de usarlas para perpetuar privilegios.
Por eso el camino es uno solo: la restauración de las instituciones de la República para desterrar la desigualdad y para garantizar los derechos ciudadanos de todos sin importar su condición económica, social y cultural.
Es falso el dilema entre derechos colectivos e individuales. Es falso el dilema que es incompatible la eficiencia económica con el desarrollo y la justicia social y es falso que los mexicanos no estemos preparados para una verdadera democracia.
Para crear un entorno de confianza, necesitamos por parte del gobierno tolerancia, respeto, racionalidad y disposición a reconocer y a conceder. Las diferencias ideológicas no impiden buscar un espacio al cual podamos concurrir todos como nación: Convergencia, Convergencia con identidad propia, con visión de futuro, con proyecto de nación; suscribe los principios renovados de la socialdemocracia y lucha por el cambio político por medios pacíficos. México ya no aguanta más. Somos un país con cultura de la que estamos orgullosos. Somos una nación con identidades pluriétnicas que son pilares y soporte de nuestra batalla por la justicia social y el desarrollo.
En el Congreso de la Unión, Convergencia y sus legisladores habremos de contribuir a cimentar el marco jurídico para fortalecer la democracia y garantizar el nacimiento de nuevas instituciones. Lucharemos con el arma de la razón y las normas fundamentales de la civilidad, para abatir la injusticia social de una economía inequitativa y deshumanizada. Buscaremos las alianzas necesarias para la construcción de una vida parlamentaria democrática, en un marco de libertad y diálogo que privilegie las coincidencias.
Invito, invito a que juntos respondamos al pensamiento de Morelos en "Los Sentimientos de la Nación". Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deberán ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia.
Es urgente renovar las instituciones de la República. El primer peldaño es abordar la reforma electoral para terminar con la inequidad, la falta de transparencia, la preeminencia del dinero sobre la voluntad popular y el triunfo de la perversión de las imágenes mediáticas sobre las ideas.
No permitamos la partidización del IFE, quien pidió que cumpliera sus obligaciones de transparencia, imparcialidad y certeza. El IFE es de todos los ciudadanos no solamente de quien detenta el poder.
Honorable Congreso de la Unión: La lección de Estado del 2 de julio ha dejado una profunda herida en el pueblo más humilde y más resuelto, que será difícil de cicatrizar y solamente sanará si se respeta la visión de los contrarios; si se da voz y se escucha a los que han sido excluidos.
Desde el poder se ha polarizado a la sociedad por el uso abuso del entramado institucional por parte de actores distintos a los partidos políticos. Para decirlo claro, la intervención en el proceso electoral del Presidente de la República y de algunas elites en el poder, intenta conculcar el derecho de los mexicanos a una vida digna. En nuestro movimiento social aspiramos a la paz y a la concordia; luchamos porque la voluntad popular prevalezca sobre intereses particulares. Tenemos que restaurar la República y sus instituciones para que sirvan, en efecto, a los más altos fines de la democracia mexicana, entendida ésta como forma de vida digna para un pueblo que demanda justicia e igualdad social.
Los ojos esperanzados del país están sobre nosotros, no defraudemos a los mexicanos; respondamos a sus anhelos de justicia, de equidad y de más democracia; sumemos nuestro esfuerzo para dar por el bien de todos un nuevo rumbo para la nación. Muchas gracias.