
Partido Verde Ecologista de México - VI informe
Submitted by nadezhda on Vie, 09/01/2006 - 20:05
VI Informe de Gobierno del Lic. Vicente Fox Quesada
Tiene la palabra el senador Arturo Escobar y Vega, del Partido Verde Ecologista de México.
El senador Arturo Escobar y Vega: Gracias Presidente. Honorable Congreso de la Unión; miembros del Poder Ejecutivo Federal; miembros de las Fuerzas Armadas; gobernadores, representantes de las legislaturas de los estados; invitados especiales de todos los sectores del país; amigos de los medios de comunicación; ciudadanas y ciudadanos; jóvenes de todo México:
Qué día éste. Estamos aquí con un sentimiento en las entrañas muy difícil de plasmar en palabras; estamos en un momento de la historia política y democrática de México que puede llevarnos a dar un salto hacia un escalón más de la evolución democrática del país, si aprovechamos la crisis o de tropezarnos y rodar por la escalera del destino.
Sí, nosotros somos de los que creen que México tiene un gran destino dentro del proceso evolutivo de la humanidad, pero siempre nos enfrentamos a pruebas, retos y sacudidas que nos detienen; nos estancan y nos desvían de la misión sagrada de nuestro país. No podemos permitirlo más; hoy es preciso ante los acontecimientos que tienen polarizado al país, analizar a profundidad las razones que obstaculizan el progreso de la nación mexicana.
Son dos las enfermedades, los vicios históricos, el cáncer de los mexicanos que siempre nos atacan desde dentro: por un lado el México bronco, la guerra fratricida, sangre y división entre hermanos; la incapacidad de unirnos por México en momentos claves de nuestro pasado. Varias veces potencias extranjeras encontraron un país dividido, por eso les fue más fácil violar a la Madre Tierra Mexicana.
El otro cáncer de los mexicanos es la "Teoría del Cangrejo", la necedad de no reconocer la victoria del otro, el éxito del otro, la trampa electoral; el abuso electoral, lo que provocaba que se desatara precisamente el México bronco.
Así es hermanos mexicanos: cuando no había nacido del todo el México independiente, ya estábamos divididos entre centralistas contra federalistas; entre conservadores contra liberales; después porfiristas contra revolucionarios; cristeros contra oficialistas, en fin; el 68; la guerrilla de los 60. ¿Qué sigue, otra vez división fratricida, la derecha contra la izquierda, el PAN contra el PRD, los foxistas contra los lópezobradoristas? Bravo México. Así sí vamos a competir contra el mundo, porque no nos equivoquemos: la competencia no es entre nosotros; la competencia está allá afuera.
Nos encontramos en tiempos sumamente turbulentos, derivados del proceso electoral y donde el pueblo de nuestro país, y su futuro, se encuentran secuestrados por la enorme polarización de dos formas radicales de ver a México: por un lado la posición conservadora de poca memoria, que lleva a acciones enfocadas a mantener el poder, sin recordar aquello que denunciaban con valor en cuanto al pasado político de nuestro país.
Por el otro lado, la posición más radical de la izquierda mexicana, la cual no reconoce a ninguna institución, salvo aquélla que invariablemente asuma su causa. No reconocer a las instituciones de nuestro país o intervenir de forma abusiva en las elecciones, ambos son caminos peligrosos. Por eso, ni la derecha intransigente tiene la razón, al polarizar a la sociedad con un Poder Ejecutivo parcial, como tampoco la izquierda, brava y conflictiva, tiene la razón al querer fracturar a México.
La propuesta de conciliación, acuerdo y diálogo sostenido por la Alianza por México durante la campaña electoral está más vigente que nunca, entendiendo que el futuro de México se encuentra sinuoso por posiciones radicales de la izquierda y de la derecha. No cabe duda que nuestra opción hubiera llevado a México a tomar un rumbo de conciliación, acuerdo, desarrollo y por supuesto resultados que tanto le urgen a nuestro México.
El discurso agresivo está muy alejado de la generación de empleo. Pero tan grave es llevar la indignación, el hartazgo y el enojo hasta asumir una actitud de confrontación dispuesta a todo, sin considerar los peligros para la economía, como igual de grave es atentar contra la democracia mexicana utilizando recursos millonarios para gastarse en campañas de difusión, obras y acciones de gobierno en tiempos electorales.
Hoy cabe recordar que Vicente Fox salió de sus actividades empresariales y luchó por un México más democrático, inspirado por Manuel Clouthier. El sí, el sí un verdadero demócrata que así pasará a la historia. Pero por el afán de imponer su voluntad, Vicente Fox traicionó los ideales que lo llevaron a la Presidencia de la República. Desgraciadamente lo que hizo desde el inicio ha sido traicionar a su maestro Maquío. Sí, traicionó a sus aliados, traicionó a sus amigos, traicionó a sus propias palabras y promesas de campaña; le mintió a México, insultó a nuestros hermanos latinoamericanos, intentó deshacerse de sus rivales políticos a la mala, atacando y espiando. Confrontó al Congreso de la Unión y desperdició la oportunidad histórica que le dio la plataforma del 2000.
Y finalmente cerró con broche vergonzoso al inmiscuirse en las elecciones, generando una gran iniquidad en la competencia electoral.
Porqué, señor Presidente, porqué actuó de la misma forma que tanto criticó y atacó. Cuántos años, usted, como oposición, se quejó de la intervención de los gobiernos en los procesos electorales.
Muy bien, señor Presidente. Pasará usted a la historia como lo que es: un hombre de palabras y no de palabra, el que decepcionó a México. Aquel grito en el Ángel de la Independencia "no nos falles", resonará en sus sueños, junto con las tristes voces de Maquío y Madero, decepcionados por su falta de compromiso con la democracia y con la historia de México.
El ciudadano Vicente Fox pasará a la historia como uno de los presidentes que en peor estado ha dejado a la institución presidencial. Pocos llegaron al poder con tantas expectativas y apoyo del pueblo de México. Sin embargo, con extraordinaria torpeza y falta de decisión, eliminó su capital político y desaprovechó la magnífica oportunidad de transformar a México.
El pasado Día Mundial del Medio Ambiente, el Presidente se atrevió a señalar, con un enorme grado de cinismo, los avances en materia ambiental durante su gestión. Queremos llamar la atención de todos ustedes en esta tribuna para gritar que México se encuentra en una situación muy preocupante. Estamos ante una alarmante crisis ambiental. Ojalá el señor Presidente sea sincero, porque sin duda ha mostrado un gran desinterés en el tema ambiental. Recuerdo lo que le señaló a su exsecretario de Medio Ambiente, Víctor Lichtinger. Le señaló que para él el tema ambiental no valía la pena. Ese alarmante que en nuestros tiempos existan todavía presidentes que no tengan conciencia ambiental.
A nadie en lo particular se le debe la paternidad de la democracia mexicana, hoy es un patrimonio de los mexicanos, pero tenemos que admitir que todavía es débil, necesitamos cuidarla, fortalecerla y alejarla de cualquier intento de autoritarismo.
Por tal virtud, no esperemos a que se reúnan todos los grupos, todas las fuerzas, todos los sectores y todos los partidos, para llevar a cabo una gran reforma estructural que durante el sexenio del Presidente Fox debió de concretarse, aprovechando el bono democrático que le arropaba en el 2000.
No hay tiempo qué perder. Aprovechemos para bien esta crisis, hagamos este gran pacto en las Cámaras. Por eso, en este acto y ante la Nación, hacemos un llamado para que las Juntas de Coordinación Política se reúnan, acuerden y presenten ante los plenos de las Cámaras del Congreso de la Unión, la reforma hacendaria, laboral, educativa, ambiental y, por supuesto, la que moderniza al sistema político mexicano y así evitar, entre otras cosas, que se repitan conflictos postelectorales que pongan en peligro la paz de nuestro país.
Además de otras reformas, de entrada urge que a partir del día en que inicie el proceso electoral federal y hasta que éste concluya, el Poder Ejecutivo quede imposibilitado de difundir cualquier obra de gobierno en medios de comunicación electrónicos y escritos. Además, los más de 45 procesos que se llevan a cabo en un sexenio, a uno cada año y posteriormente a uno cada año y medio, con esto le garantizaremos a los partidos largos periodos de paz política, que van sin duda a propiciar los acuerdos.
Avancemos hacia el futuro de México, fortalezcamos en el ámbito de nuestras facultades la normatividad electoral. Nunca más permitamos que se abuse de nuestra democracia o que se cuestione de ella. Es imposible que soñemos en un país moderno, justo y democrático, sin que la ley sea el centro de su construcción.
Señoras y señores, en la trinchera que se ha convertido México no existen ni bueno sin malos, sólo existen mexicanos con visiones diferentes. Encontremos el punto de diálogo que nos permita sacar adelante los rezagos legislativos. No seamos nunca más un lastre para México, entendiendo que es muy sano ser un contrapeso del Poder Ejecutivo Federal, negándole cualquier reforma de ley que en nuestro análisis vaya en contra de los intereses de México. Pero –caray– seamos también capaces de presentar reformas de ley que sean alternativas viables a las del Presidente.
Lo que ya no se vale es únicamente desestimar sin proponer. Tomemos las riendas del futuro de México con un objetivo final: acortar la desigualdad y modernizar al Estado mexicano, fortaleciendo el imperio de la ley como eje central del desarrollo nacional. Sin estado de derecho es imposible que tengamos desarrollo.
Una vez más el balón está del lado del Poder Legislativo Federal. Esta puede ser la última llamada. Estamos obligados a dar resultados y fortalecer al Congreso de la Unión ante los ojos del pueblo de México.
Entendamos que el instrumento que llevará a México y a los mexicanos a ser un país mucho más equitativo, justo y competitivo con la realidad mundial, es el diálogo y el acuerdo. Invitamos al PAN y al PRD a que antepongan el futuro de México a cualquier otro interés.
Hagamos del Poder Legislativo el motor de transformación de México. Elevemos nuestro actuar a la responsabilidad de nuestros tiempos, convirtamos a México en un país de realidades y no únicamente de sueños y esperanzas.
Convoquemos al Presidente entrante a participar en la transformación de nuestro México, pero más importante aún, hagamos que la Sexagésima Legislatura responda con hechos tangibles a los problemas sociales y sentemos las bases con nuestras acciones para disminuir la pobreza que aqueja a millones de mexicanos.
Estamos ante la última llamada, por eso hoy hablo en nombre de todos los jóvenes de este país, de las generaciones de paz que estamos hartos del estancamiento en nuestro país. Hago un llamado a las fuerzas políticas de México que hoy se encuentran enfrentadas. Sólo la responsabilidad nacional, la conciencia histórica, la capacidad de negociar, la virtud de corregir, de reconocer errores, de proponer pero de ceder la grandeza, la capacidad de conciliación, de diálogo, de consenso, de construir acuerdos, el buen olfato y tactos políticos, la visión de futuro, la visión de Estado y el patriotismo, habrán de unir a México, ese es el país que queremos.
Como joven, interpreto los pensamientos de los jóvenes mexicanos, quienes demandan respuesta inmediata a los conflictos de la nación. Alzamos la voz con vehemencia y valentía, exigiéndole al Gobierno Federal y a la Coalición por el Bien de Todos, que detengan el riesgo de colapso de nuestro país, asumiendo cada uno sus responsabilidades y dando cauce pacífico al conflicto electoral.
Por eso, no a la polarización. Debemos mantener una posición sensata y comprometida con el país, hacer un equilibrio de la fuerza de México, alejados de la izquierda radical y de la extrema derecha.
Nosotros, los jóvenes del Partido Verde, junto con las fuerzas de centro y los moderados de la izquierda y de la derecha, con responsabilidad, seremos los promotores de la unidad de México y de su modernización.
El pueblo mexicano no quiere ni merece más irresponsabilidad en sus políticos, demanda resultados y acuerdos, por lo que privilegiando el interés de la nación, hoy comprometemos por México los 25 votos aprobatorios de legisladores federales de mi partido, en beneficio de todas aquellas reformas que modernicen al país, lo hagan competitivo, garantice el desarrollo sustentable y el acceso al empleo a todos los mexicanos.
Gracias por su atención.