
Seguridad ¿nacional?
Submitted by nadezhda on Sáb, 09/02/2006 - 06:47
José Luis Piñeyro
02 de septiembre de 2006
Fox inicia su sexenio con un Plan Nacional de Desarrollo que declara: "Las verdaderas amenazas a las instituciones y a la seguridad nacional las representan la pobreza y la desigualdad, la vulnerabilidad de la población frente a los desastres naturales, la destrucción ambiental, el crimen, la delincuencia organizada y el tráfico ilegal de drogas. y la corrupción".
Calderón, el candidato del PAN, recién consideró que el enemigo a vencer es la enorme desigualdad en salud, educación, empleo y oportunidades. Entonces, el combate foxista a la pobreza no funcionó tan bien; tampoco el cuidado medioambiental con la deforestación anual de medio millón de hectáreas, para no hablar de la omnipresente delincuencia nacional y la transparente corrupción estructural.
Si Calderón es designado no electo, como próximo presidente, a pesar del descarado activismo presidencial, empresarial y panista promotor de temor durante y después de las elecciones, razón suficiente para anularlas, propongo tanto a los intelectuales de la razón pura (quienes no vieron tal activismo y la parcialidad del IFE, y sólo vieron comicios ejemplares y fraudes "imposibles") como a los de la fe laica (quienes sí dudan, argumentan y denuncian los límites de la democracia electoral y el secuestro por la oligarquía de la democracia económica y social sustantiva y política participativa) recurrir a tres indicadores generales para evaluar el desempeño en seguridad nacional de quien quede en la Presidencia y en el Poder Legislativo como fuerza dirigente.
Legalidad. Que nuevas leyes y reglamentos se aprueban o modifican para combatir la degradación creciente de los recursos humanos de acuerdo con el artículo 123 constitucional sobre derechos laborales. ¿Se impulsará un salario justo y decoroso y no un minisalario de mil 200 pesos mensuales? ¿Se combatirá el empleo infantil o se fomentarán más empacadores en supermercados, apoyados por ancianos en "plenitud"? ¿Se ampliarán en cantidad y calidad los servicios médicos, educativos, habitacionales y alimentarios públicos? ¿Habrá más seguridad laboral y social o sólo se insistirá en mayor seguridad pública para la protección personal y de las pocas o muchas propiedades?
Esta es la visión neoliberal de Estado que insiste en que uno que no cumple con esta imprescindible seguridad no tiene razón de existir, lo cual es cierto, pero con ello se le desobliga de brindar las otras seguridades. Si este referente es positivo, o sea, que el estado de derecho apunta hacia la justicia social y no sólo a mantener y aumentar la concentración del ingreso y la riqueza, pasemos al siguiente referente analítico.
Institucionalidad, entendida como qué secretarías de Estado y organismos gubernamentales se fomentan y apoyan con presupuesto suficiente. ¿Las secretarías de Seguridad Pública, la de Defensa Nacional y Marina o la de Desarrollo Social y Medio Ambiente y Recursos Naturales? Si se privilegia a estas últimas (lo que no implica descuidar a las primeras) y se evalúan positivamente las coberturas humanas y naturales realizadas, como forma de reproducción social incluyente y ecológica autosustentable, pasemos al tercer nivel de análisis.
Legitimidad, visualizada como el grado de aceptación del sistema socioeconómico y político capitalista y de las instituciones del Estado resultantes, donde el mayor grado de credibilidad para la nación estaría basado en mejores condiciones de vida y no en un bienestar familiar inexistente y prometido sobre todo durante las últimas dos décadas. Al final del próximo sexenio veremos si de hecho se ha fortalecido la seguridad nacional, del gobierno y del Estado, o sólo ha permanecido y aumentado el secuestro oligárquico del entramado gubernamental y estatal, y han prevalecido los intereses nacionales privados sobre los intereses nacionales públicos.
Frente a cualquiera de los dos escenarios futuros, los intelectuales racionales tendrán más datos duros para ver, si entonces sí quieren ver, qué sucedió; esperemos que no concluyan con la brillante idea que la democracia electoral no soluciona el problema de la pobreza. Los otros intelectuales tendrán más elementos para desmitificar una seguridad nacional que se reduce a lo declarativo y no se concreta; así podrán proponer otra seguridad nacional con carne y hueso legal, institucional y legítima de corte democrático integral.
Profesor investigador de la UAM-A