Editorial de El Financiero
6 de Septiembre de 2006

Punto y aparte...

En fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que declara a Felipe Calderón como presidente electo de la República Mexicana para el periodo 2006-2012, es una decisión inapelable. Aunque en el proceso que colocó al candidato presidencial del PAN en esa posición es el más polémico y discutible en la historia reciente del paí­s. Especialmente porque deja como saldo una profunda e injustificable división nacional que se pudo evitar si los poderes fácticos, como el Consejo Coordinarod Empresarial y el Presidente Vicente Fox -tí­midamente reprendidos por el Tribunal Electoral-, junto con tod la parafernalia que lo acompañó en el sexenio, incluí­da su esposa, hubieran mantenido una sana distancia de un proceso eminentemente popular. Pero se violentó la historia, que en algún momento cobrará la factura que hoy ya muestra una honda polarización y múltiples signos, si no de rencor, sí­ de tristeza, porque el proceso democrático no fue equitativo ni transparente. La elección del 2 de julio es un capí­tulo cerrado, pero a partir de ahora se abre la oportunidad para eliminar vicios y trabajar en el fortalecimiento de las instituciones democráticas.