
Cámaras empresariales y políticas públicas
Submitted by nadezhda on Lun, 09/25/2006 - 11:00
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Unidad de Inteligencia - Lunes 25 de septiembre
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El cabildeo a la orden del día.
UIAE
Como
reacción crítica frente a la nacionalización de la banca, impulsada por
el presidente José López Portillo en 1982, algunos empresarios
decidieron ingresar a la vida partidista para intentar cambiar las
reglas del juego dentro de un sistema político en el que el PRI era el
partido hegemónico.
Bajo
la grisura tecnocrática del sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988)
se creó dentro del PRI la Corriente Democrática, encabezada por
Cuauhtémoc Cárdenas , la semilla de la que surgió el Frente Democrático
Nacional y después el PRD.
En el PAN también
emergió la corriente "neopanista", cuyo máximo exponente fue Manuel J.
Clouthier. Cobijados en ésta, empresarios incursionaron en la
militancia partidista. Aportaron una visión pragmática: ocuparse más de
las vías para llegar al poder, que de los valores del porqué luchar por
éste. Destacaron José Basagoiti, Emilio Goicochea, Francisco Barrio,
Adalberto Rosas, Diego Fernández de Cevallos, Fernando Canales y
Ernesto Ruffo.
Esos antecedentes sustentaron una
tendencia de opinión que identifica a los empresarios y a sus
organismos cúpula con el PAN de forma casi exclusiva, omitiendo que,
por décadas, éstos se relacionaban con el poder del PRI.
Hoy
los empresarios que no tienen preferencia partidista incorporaron a sus
organizaciones mecanismos de cabildeo (lobbyng) para promover,
modificar o detener iniciativas legislativas, o bien influir en
políticas públicas. También tratan de incidir en los partidos y sus
líderes para promover sus intereses. Entre las cámaras se han
registrado pugnas en torno de normas y políticas que originan
relaciones y alianzas con diversos actores políticos, de manera que
éstos llegan a convertirse en mediadores y beneficiarios de esos
conflictos entre la iniciativa privada que buscan cambiar, reformar,
apresurar, detener o ignorar leyes y políticas públicas.
Sin
embargo, son pocos los empresarios que deciden convertirse en políticos
profesionales. En la presente legislatura, sólo 11 de los 52 senadores
del PAN tienen esos antecedentes.
La mayor
organización empresarial en México es el Consejo Coordinador
Empresarial (CCE), con cerca de cerca de tres millones de empresas
afiliadas que generan 88 por ciento del PIB, dan empleo formal a 85 por
ciento de los trabajadores registrados a rango nacional y producen 90
por ciento de las exportaciones mexicanas a otros países.
Entre
sus asociados se encuentran la Coparmex, la Asociación Mexicana de
Bancos y la Concamin, y entre sus invitados permanentes están la
Canacintra y otras organizaciones de alto peso social y económico. A
pesar de la evidente influencia que pueden tener, la divisa
predominante entre el sector empresarial es la saludable idea de que la
economía irá bien mientras la política no la contamine.