Falló Fox a los niños de la calle: L. Ruano

Metrópoli

El Sol de México

24 de septiembre de 2006

Manrique Gandaria / El Sol de México

Ciudad de México.- El incumpliendo de las polí­ticas federales y del Gobierno de la Ciudad de México destinadas a proteger a la familia y a la población infantil en el paí­s y en la zona metropolitana generará graves problemas en el desarrollo de la sociedad y en la desintegración familiar, pues un estudio de la Comisión Nacional de Derechos Humanos señala que para 2025, seis de cada 10 niños podrán estar en situación de calle debido a la desatención y a la violencia intrafamiliar de la que son ví­ctimas.

Pero no hay que esperar al año 2025, el número de niños que actualmente viven en las calles ya representan un grave problema, pues el mismo estudio indica que actualmente 20 mil niños viven en las calles del DF y 12 mil Mas en los municipios conturbados, esto es, 32 mil niños abandonados, la mayor parte de adictos a las drogas, fuera del sistema educativo y ví­ctimas de narcotraficantes y de las policí­as capitalina, estatales y municipales.

Uno de estos niños, Manuel, quien un dí­a creyó que habí­a tocado el cielo con las manos murió hace poco tiempo, intoxicado por las drogas, porque nunca llegó la ayuda que se le prometió; sus compañeros, un dí­a lo encontraron tirado en el lugar en el que vivió y esperó la ayuda que nunca llegó.

A diferencia de otros compañeros que han visto morir en calles, sus amigos recuerdan a Manuel como "aquel que el uno de diciembre de 2000 se sentó a la mesa a la derecha del presidente Vicente Fox Quesada en Tepito"... y que muchos compararon con la "Ultima Cena de Cristo".

Vicente Fox, su amigo, a quien conoció muchos antes de que fuera presidente, incluso candidato del PAN, "lo perdió el poder, a partir de que se puso el traje y la corbata ya no fue el mismo, lo envolvió la globalización y le faltó valor para enfrentar los problemas del paí­s. Su equipo de trabajo en vez de ayudarlo, lo perjudico, porque nunca le dijeron la verdad de las cosas, todo lo taparon, lo maquillaron y le decí­an que el paí­s estaba bien; cuando sienta el chingadazo, dijo Lucia Ruano, ya no se va a poder levantar".

Y de la fundación "Vamos México" mejor ni hablar dice Lucia, porque a pesar de que no necesita la ayuda del Gobierno y de que nunca le pidió un centavo a Fox, porque esperaba que cumpliera su compromiso con todos los niños de la calle, y no sólo con los del albergue "Libertad", Lucia Ruano recibió un dí­a 200 mil pesos de Marta Sahagún y, a partir de allí­, se olvidaron de ellos.

Para Lucia la vida nunca fue fácil, y ni sigue siendo, ya que a sus casi 57 años de edad tiene la responsabilidad de sacar adelante más a 47 menores en situación de calle que viven en el edificio del albergue, el cual afirma se está cayendo y tiene que conseguir donativos para reconstruirlo.

Menores que durante el dí­a pelean un pedazo de calle para trabajar en lo que sea, por la noche se refugian en el albergue Libertad, donde se resguardan de golpes, abusos, ofensas y el peligro que representan los traficantes de drogas.

Lucia también fue niña de la calle desde los seis años de edad; abandonó su hogar por las permanentes peleas de sus padres, dice que vagó seis meses por la ciudad y después encontró un convento que la acogió, allí­ conoció a Sor Maria del Carmen Fuentes Quesada, prima hermana de Vicente Fox, "y fue así­, y allí­, donde me hice amiga del Presidente, porque visitaba a Sor Marí­a".

Tras una pausa, los recuerdos poco a poco comienzan a inundar los pensamientos de Lucia, quien asegura que fue la última de tres hermanas, "la más grande ya se fue a chingar a su madre, se murió, la segunda se casó a los 16 años, y luego yo, que tengo un hijo y estoy casada con un canadiense, pero estuvo en el convento hasta los 36 años cuando sin querer inició el proyecto de Libertad AC".

EL SUBMUNDO DE LOS NIÑOS DE LA CALLE

Lucia cuenta que los terremotos de 1985 dejaron al descubierto el submundo de niños de la calle, antes de ese año nadie los veí­a, porque viví­an en las coladeras; "la fractura del suelo los sacó a la calle, entonces los capitalinos y los mexicanos conocieron esta realidad que afecta a 132 mil menores en el paí­s y a casi 20 mil en el Distrito Federal".

YO NO SE NADA DE POLITICA

Acostumbrada a decir las cosas sin pelos en la lengua, Lucia afirma que nunca invitó al presidente Fox a desayunar, "ese cabrón se invitó solito", recuerda que un dí­a Fox Quesada fue a visitarla para pedirle un consejo, porque se iba a lanzar como candidato presidencial por el PAN "y le dije: mi chingón, yo no conozco nada de polí­tica, y por tanto no puedo apoyar tus proyectos, porque no los conozco, pero lo que sí­ puedo hacer es recomendar al hombre que yo conozco, al ser humano que toda su "pinche" vida iba vestido de mezclilla, chamarra y botas".

Dijo que dí­as antes del desayuno en Tepito, "Fox visitó la Alameda Central, donde estaban un grupo de niños de la calle a quienes prometió ayudarlos, a varios de ellos los mandó al albergue y fueron ellos quienes comenzaron a decir que el presidente vendrí­a a desayunar".

"A mi me preguntaban, ¡que va a venir el presidente ¡ y les contestaba ¡yo no sé nada ¡, tomo el teléfono y hablo a los Pinos con Martha Sahagún, y le digo; "como está eso de que Vicente viene a desayunar y me contesta, yo no sé nada habla con Vicente para que él te explique, y así­ fue, cuando hablo con él me dice que va a desayunar con nosotros el primero de diciembre antes de que tome posesión como presidente".

Lucia recuerda que dos dí­as antes, personal del Estado Mayor Presidencial llegó al barrio a implementar su logí­stica, mandaron personal en las azoteas de las casas, restringiendo la circulación vehicular y peatonal, incluso, afirma, estaban al pendiente de cómo elaborábamos los tamales que el presidente comerí­a.

LA MESA DEL PRESIDENTE

El dí­a del desayuno, el presidente Fox estuvo rodeado de al menos 200 niños de tres fundaciones, Paco AIP, Casa de Todos, donde también Lucia es directora, y la Fundación Nacional de Salud Mental, representada por la terapeuta Virginia González Torres.

Pero en especial, hubo cuatro niños que tuvieron la suerte (o mala suerte) de ser elegidos para sentarse a la diestra del presidente, Manuel de escasos 15 años, Pavón, Aron de la misma edad y Anahí­; a todos ellos, el presidente los miró, tocó y guaseó haciéndolos sentirse feliz.....aunque sólo por un instante.

Al recordar esto, Lucia enciende otro cigarro y afirma, fuimos la envidia de todo el mundo, decí­an, " ¡por qué con esos mugrosos ¡, ¡esos pendejos ¡, pero después de eso solicitábamos apoyo y nos decí­an: "no porque a ti te da el Presidente".

"Por cruda que sea la realidad, la visita del presidente nos perjudicó", dice Lucia, ya que estos niños nunca recibieron ayuda alguna y aunque sí­ cumplió su promesa de regresar al barrio (lo hizo un Dí­a de Reyes), "creo que jamás se enteró que Manuel, murió, ni de que Anahí­ ahora es una ama de casa que apenas le alcanza para irla pasando, o que Aron trabaja en una fábrica donde gana el mí­nimo y que Pavón vive en Ecatepec con su pareja, con la que no está casado, porque la situación económica no alcanza para esos lujos".

A todos ellos, el destino les jugó chueco, porque nunca encontraron trabajo por ser los favoritos del Presiente, tuvieron que seguir en las calles hasta que crecieron y formaron una familia, menos Manuel que nunca entendió por qué el presidente Fox nunca cumplió su palabra.

Tampoco se enteró que la panaderí­a, de donde se sacaron los panes para las tortas de tamal en aquel desayuno, tuvo que ser cerrada, porque no funcionó, al igual que la pizzerí­a, que después fue transformada en hamburgueserí­a y tampoco pegó, y hoy solamente les queda la plaza comunitaria donde se imparte clases de primaria y secundaria a niños de la calle, así­ como talleres, donde se enseña a los menores un oficio, que puedan desarrollar para ganarse el pan de cada dí­a.

TRISTES RECUERDOS

Lucia recuerda con nostalgia que Vicente Fox fue director de la Fundación Oscar AC, a finales de los 60, y que junto con Sor Carmen, su prima hermana, enseñó a varios niños oficios, entre ellos, el vidrio soplado, y que incluso en 1999 ayudó a repartir tortas a los peregrinos que vení­an a visitar a la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre.

A unos meses de terminar el sexenio, Lucia hace un recuento de la labor de Vicente Fox y afirma que incumplió muchas de sus promesas, porque le faltó valor (y le sigue faltando), como para enfrentar al Congreso y consecuentemente los problemas, pero que hay que entender que no puede caer en un juego de enfrentamientos, "porque le van a dar en la madre, andamos tan perdidos entre lo que nos dicen y lo que vemos, que la gente está tan confundida".

Respecto al compromiso adquirido con los niños de la calle, Lucia afirma que gracias a Dios nunca necesitaron de su ayuda, "es más fácil que ellos (los polí­ticos) necesiten de nosotros, que yo de ellos, ellos se van, las organizaciones nos quedamos".

Lucia comenta "no le recrimino nada a Vicente Fox, sé que el poder lo perdió, y yo espero que cuando termine su mandato vuelva a ser la persona sencilla que era, que conversemos como cuando lo hací­amos en los Pinos, de nosotros y no de polí­tica".

INDIGENTES O NIÑOS DE LA CALLE , ES LO MISMO

Un estudio de la Comisión Nacional de Derechos Humanos señala que para el 2025, seis de cada 10 niños podrán estar en situación de calle, y que actualmente existen entre 10 y 15 mil infantes que trabajan y viven en las calles.

Ante este panorama, Lucia Ruano considera que tanto han cambiado las cosas (para mal) que hasta el nombre les cambiaron, ya que hasta hace una década atrás se les nombraba "indigentes" y ahora niños de la calle, "antes la gente era más buena y comprensiva, daba de comer a los niños, los respetaba y ayudaba, ahora nadie da un peso por ellos, y han pasado a ser los más comerciantes del mundo".

Y aunque no comulga con la idea de enseñar a un menor a punta de golpes, Lucia sabe que, en su caso, los "madrazos" que recibió de su madre la hicieron madurar y ser lo que hoy es, tampoco está de acuerdo con el dicho de que los valores se han perdido, están ahí­ en algún lugar, "hoy muchos niños no regresan a su casa por la situación que ahí­ se vive, porque recordemos que las primeras violaciones ocurren en casa, pero lo que más afecta a un niño es el daño psicológico, los madrazos no los olvidas, pero los toleras, razón por lo que los niños se vuelven migrantes en su propia tierra".

Lucia, quien también fue presidenta del PVEM en el periodo 90-94, sostiene que tristemente la mayorí­a de niños en situación de calle son de provincia, por la falta de trabajo, oportunidades de desarrollo y porque ven en las ciudades una oportunidad para tener algún lugar donde crecer y desarrollarse como adolescentes.

VIOLENCIA INTRAFAMILIAR Y ABUSO SEXUAL

La fundadora de Casa de Todos, a través de Lucia Ruano, afirma que la culpa de esta situación no es sólo del Gobierno, quien no ha sabido atender el problema del narcotráfico que impacta de manera alarmante a los niños de la calle, ya que ahora tiene que robar para seguir drogarse y así­ no sentir los estragos del hambre; también es culpa de la sociedad, en especial de las mujeres, que en su afán de sentirse bien "chingonas" no previenen y dejan a los hijos al cuidado de la abuela, la madre o la tí­a para irse a trabajar, por lo que el menor crece con la educación de una persona que no es su madre.

De esta forma, hay familias que orillan a sus hijos vagar por las calles, niñas que se embarazan en las calles y que para ellas es difí­cil cargar con su producto, ya que su pareja, que en los más de los casos también es niño de la calle, no quiere hacerse cargo de ellas.

Informes de la Procuradurí­a General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) señalan que anualmente se atienden entre tres mil 500 y cuatro mil niños ví­ctimas de violencia intrafamiliar y abuso sexual, (entre ellos se cuentan niños y niñas de la calle que sufren violación por parte de sus compañeros, padres o policí­as) el 100 por ciento sufre daño psicológico y el 60 por ciento maltrato fí­sico, desde golpes y quemaduras.

Indica también que el 40 por ciento de los casos se refieren a menores de 12 años; 35 por ciento a adolescentes de 12 a 15 años, y 25 por ciento a jóvenes de 15 a 18 años.

En este sentido, a través de la Fiscalí­a Para Delitos Sexuales, la PGJDF ayuda a menores que fueron ví­ctimas de algún delito. A través de muñecos anatómicos, el agente del Ministerio Público Especializado en Menores logra que los niños den su versión de los hechos criminales de los que fueron ví­ctimas, apoyados también por psicólogos y trabajadoras sociales, de modo tal que el menor no se siente presionado y no se afectan sus derechos humanos.

A través de los muñecos anatómicos, los niños que tienen dificultad para expresar como fueron agredidos sexualmente, el Ministerio Público logra que el menor recree los hechos sin sentirse mal.

Este sistema es aplicado en menores de seis a 12 años de edad, quienes primero son valorados por un psicólogo, quien les explica algunas cuestiones que ellos no entienden. Paso siguiente, se les da unos muñecos que representan al hombre y a la mujer, traen sus partes genitales y tiene vellos como si fueran personas adultas.

De esta forma, los menores a manera de juego ponen las figuras en posición de ví­ctima o victimario, tal como les ocurrió a ellos, refieren las partes que les tocaron, y generalmente el infante toma la mano del muñeco adulto y la pone en sus partes, afirman especialistas de la Fiscalí­a para Delitos Sexuales.

Mientras el menor describe cómo fue atacado sexualmente, un oficial secretario o el agente del Ministerio Público va tomando nota de todo lo que indica el menor.

Una vez que se obtiene esta información, se vací­a a la computadora y se muestra a la madre o el padre del infante, para ver si está de acuerdo con lo explicado por su hijo, y así­ se pueda plasmar su huella del niño.

PUNTOS VULNERABLES

Existen por lo menos 20 puntos del Distrito Federal que han sido tomados por los niños de la calle para vivir y trabajar, el principal es la Plaza Francisco Zarco, en las inmediaciones del Metro Hidalgo y la Alameda Central.

Al igual que las estaciones del Metro La Raza , Indios Verdes, Basí­lica de Guadalupe, Chapultepec, Revolución, Candelaria, Merced, Constituyentes, San Pedro de los Pinos, Pantitlán, Guerrero, Garibaldi, Lagunilla y Tepito, puntos donde saben que hay concentraciones masivas y que pueden sacar algunas monedas.

En otros lugares, como en la Alameda Central, han utilizado las coladeras para vivir, la banqueta de Reforma a su cruce con Bucareli, calles de la colonia Guerrero, Tepito, e incluso muchos de ellos deambulan en la Zona Rosa y Polanco.

Puentes vehiculares y peatonales también sirven de refugio para estos niños, lugares donde pasan dí­as meses e incluso años, hasta que un dí­a se dan cuenta de que han pasado de ser niños a adolescentes.