
Sucumben negocios apoyados por el programa de financiamiento al microempresario
Submitted by nadezhda on Mar, 11/14/2006 - 11:35
Martes, 14 de noviembre de 2006
Las pérdidas en sus proyectos productivos afecta a un millón 114 mil hogares en el país.
La visión del autoempleo creado durante los últimos seis años derivó en una crisis de sobrevivencia para los microempresarios que se incorporaron a esta nueva figura productiva.
De acuerdo con datos de la Encuesta Ingreso Gasto de los Hogares, correspondiente a 2005, del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), el 12 por ciento de los hogares (tres millones 85 mil) que decidieron emprender negocios propios, arrojan un balance negativo, es decir, resienten pérdidas en sus proyectos productivos.
En aquellos que se encuentran en la escala de ingresos más baja, de uno a dos salarios mínimos, las utilidades de sus negocios cayeron 9 por ciento anual durante el último lustro.
También cobró relevancia el tipo de giro que eligieron los microempresarios, debido a que en el ámbito industrial y de comercio se dieron los mayores desequilibrios.
Esto obedece a que enfrentaron un mercado con dificultades de expansión y la elevada competencia, lo que trajo consigo el alto endeudamiento de los negocios impulsados por el Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario.
Esta situación originó una crisis de sobrevivencia para este tipo de micronegocios, que se sumaron a los nueve millones 836 mil 542 hogares que cuentan con una renta empresarial.
Lejos de darse una expansión y consolidación en los micronegocios, se inició una creciente competencia con los negocios establecidos en la economía formal que manejan el mismo giro.
Esto condujo a que los nuevos microempresarios estimen que la competencia excesiva ha propiciado un cambio de giro económico.
Este universo, aunado al de las escalas más grandes, hacen que al menos el 33 por ciento de los empresarios en el país consideran que las bajas ganancias también han influido para retraer el flujo de nuevos recursos a las actividades formales.
Dichos acontecimientos, tanto los internos como los externos, provocaron altibajos muy marcados en su crecimiento, que con todo y ello, ha iniciado desde comienzo de los años noventa diversos programas basados en la filosofía de la calidad, y en forma más reciente la aplicación de las normas de estandarización conocidas como ISO, buscando una mayor participación tanto en México como en el mundo.
Las condiciones en que operan los micronegocios, en donde el poder adquisitivo y la competencia son dos factores claves para el éxito de estos proyectos, no lograron combatir la existencia de negocios ubicados dentro de la economía informal.
Los últimos datos revelados mediante la Encuesta Nacional de Micronegocios del INEGI, mencionan que existen alrededor de dos millones 600 mil negocios sin local, es decir, que no reportan registro ante alguna institución oficial, lo que significa que el 71 por ciento de los establecimientos de menor escala están en el ámbito informal.
El tamaño alcanzado por la población empleada dentro de la economía informal en México es de 40 por ciento y ha continuado avanzando desde hace seis años en forma consistente.
Las estadísticas revelan que existen 16 millones 395 mil 838 personas trabajando en el sector informal de la economía, mientras que aquellos que dijeron mantener un vínculo laboral formal contabilizaron 22 millones 210 mil 562 mexicanos.
El desajuste estructural reportado por el mercado de trabajo además de haber convertido en un factor crítico la generación de nuevos empleos, también ha propiciado una subutilización de la fuerza laboral convirtiendo la contratación parcial en un fenómeno cotidiano dentro de las distintas actividades productivas del país.
Las condiciones financieras y económicas para los empresarios de menor escala fueron deteriorándose gradualmente, al advertirse que la inversión privada total por trabajador asegurado permanente en el Instituto Mexicano del Seguro Social mostró una variación de 6 por ciento anual, con lo que reportó un costo para las empresas de 22 mil pesos reales por trabajador.
El giro de los micronegocios se concentró en comerciales o por prestación de servicios, en los que se aglutinaron seis millones hogares con la nueva estrategia de emprender un negocios propio, lo que significó el 61 por ciento de los hogares con renta empresarial.
Los micronegocios agrícolas ocuparon el segundo sitio en el interés de las personas de escasos recursos económicos, con un millón 639 mil hogares dedicados a este tipo de actividades primarias, y que llegaron a representar el 17 por ciento del total de hogares con beneficios empresariales.
Otro de los giros de importancia fue el de negocios industriales y maquila, que abarcaron a un millón 200 mil hogares, y significaron el 12 por ciento de la estructura total de éstos con renta empresarial. El resto, esto es 7.8 por ciento, lo ocuparon hogares dedicados a los negocios pecuarios.