Razones de mi voto

Héctor Vázquez Tercero
El Financiero impreso

26 de junio de 2006

Sin ser hombre de partido ni politólogo, nunca como ahora he dedicado este espacio para referirme al tema de las elecciones presidenciales. Cuando fue la elección del 2000, lo hice un par de ocasiones, la última para manifestar mi intención de ejercer lo que se ha llamado el voto útil.

Acepto que habrí­a muchas razones realese para no votar por López Obrador, pero hay más en número y en profundidad para no hacerlo por Felipe Calderón. A éstas me voy a referir, con perdón de los partidarios o fanáticos del abanderado azulino.

El PAN representa la derecha y la reacción. La historia de México del siglo XIX nos demuestra que esa ideologí­a no es el camino del paí­s. La derecha no debe seguir gobernando los destinos de México.

El PAN no merece reptir en Los Pinos porque el presidente Vicente Fox incumplió en forma atroz sus promesas de campaña (empleo, crecimiento económico, castigo y combate a las lacras del viejo régimen polí­tico, etc.) y no sólo por culpa de "las circunstancias" sino principalmente por su propia ineptitud y miedo. Si ganara Calderón significarí­a premiar a un partido polí­tico que no supo cumplir con sus votantes.

Independientemente de ideologí­as, el presidente Vicente Fox tuvo comportamientos personales que lo desacreditan. En particular destacan dos: por un lado, su intento de impulsar a su esposa Martha para heredarle su cargo, contrariando la escencia de la democracia recién instaurada en el paí­s; por otro lado, su insensatez del desafuero de López Obrador para evitar que fuera candidato presidencial con altas posibilidades de sucederlo. En un plano menor pero no por ello imperdonable, se encuentra su debilidad de carácter para evitar los abusos y frivolidad de su cónyuge, ejemplificados aquéllos por Vamos México y por los negocios de la familia Bibriesca, aprovechando su influencia polí­tica.

Con la alternancia del 2000 los mexicanos querí­amos ver el fin o por lo menos el combate efectivo de los abusos del poder polí­tico y económico, de los privilegios de los poderosos, del corporativismo y los caciques y de todo aquello que criticábamos del régimen autoritario y antidemocrático del pasado. En cambio, siguen vivos y coleando, con buenas relaciones en Los Pinos, los Ester Gordillo, los lí­deres sindicales como Romero Deschamps y Ví­ctor Flores, los senadores Diego Fernández de Cevallos y Fauzi Hamdán -arquetipos del ltráfico de influencias-, las cabezas de los grander monopolios empresariales (de telecomunicaciones y medios electrónicos de comunicación, de la industria cementera y tantos más) que obstaculizan la competitividad del paí­s, los banqueros de ahora y de antes que esquilman al paí­s, y tantos otros personajes y grupos de poder que lastiman la dignidad humana y entorpecen el avance de México como un paí­s moderno.

No imagino que se premie a un gobierno y a su partido que no supieron aprovechar para el interés nacional los enormes e históricos recursos que hubo en este sexenio con los altos precios del petróleo y el flujo de remesas familiares."

No concibo que el abanderado del PAN se presente como el candidato del empleo cuando el más grande fracaso de este gobierno ha sido precisamente en la generación de puestos de trabajo dignos y permanentes; lo que ha proliferado en cambio ha sido como nunca la economí­a informal y la expulsión de mexicanos al vecino paí­s del norte.

Ningún gobierno mexicano que yo recuerde ha tenido el peor desempeño en materia de polí­tica exterior, por qué entonces premiarlo. No hace falta recordar el sinnúmero de fracasos y ridí­culos que se han cometido en la cancillerí­a mexicana. Hasta antes del actual gobierno, nuestro paí­s era reconocido como paladí­n en Latinoamérica, hoy se le repudia y margina.

Otra razón de mi voto por López Obrador es porque algo me dice que los intelectuales que más admino ( y como ejemplo cito a Elena Poniatowska, Fernando del Paso y Luis Villoro, pero la lista es inmensa) también lo apoyan.

Una razón más de última hora, es que me enoja que se explote el fanatismo del pueblo mexicano por el futbol como lo han hecho Vicente Fox y Felipe Calderón para allegarse votos de un pueblo ávido en quien creer.

Y finalmente, otra razón de mi voto por López Obrador es porque me gustan las emociones fuertes. Pero hablando en serio, es porque estoy convencido que el paí­s necesita no un cambio de polí­tica económica sino una redefinición de esa polí­tica para acabar con los privilegios, atender el mercado interno tanto como externo, y quitarnos de la cabeza que el mercado es la mano invisible que mueve la economí­a y que el Estado es un estorbo.

correo-e: hector@vazqueztercero.com
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Consultor