Los panistas, peores

Proceso
sara lovera

México, D.F., 30 de noviembre (apro-cimac).- Todos los diarios madrileños amanecieron con la noticia. Pero al ver en los videos por internet a la diputada panista Bárbara Botello lanzando latas y cascos de refresco, pensé que en la Cámara de Diputados se escenifica una pelea de machos indecentes.

Las crónicas one line son claras: las palabras que se recogen en la crónica de La Jornada, altisonantes, misóginas, brutales, ponen a la clase polí­tica contra la modernidad y la democracia.

Y aunque todo parece puro teatro, como dice el tí­tulo del libro de Sabina Berman, las cosas parecen ponerse peligrosas.

Los golpes a la diputada Batres; los jaloneos, incluida la lesión del tobillo de la diputada Monreal, pesan en la imagen que se da sobre las mujeres polí­ticas.

Lo de ayer y hoy --porque la tribuna sigue tomada--, es la confirmación de la actitud irresponsable del PAN y cerca a su propio compañero de partido. Hasta ahora sólo se ha responsabilizado a los de izquierda de los sainetes en la Cámara, pero ahora es claro que los panistas son peores.

¿Qué pasa? ¿Cómo es que bloquean a una diputada al querer subir (Batres) y cómo es que estos señores del PAN decí­an que hay peligros para México? Ellos son un peligro.

Veremos si es teatro o estamos en el umbral de una real ingobernabilidad. Esto que crece con los anuncios de quiénes irán al gabinete, entre corruptos confesos y opuestos a los derechos de las mujeres, aumenta la crispación.

Lo más grave es que de este lado del océano se publicó un artí­culo picante de Enrique Krauze, llamando a la izquierda mexicana premoderna y del siglo XIX, afirmando sin ambages que a Andrés Manuel López Obrador sólo le importa tener el poder.

Pero al final de todo, en este escenario, yo estoy de acuerdo con Elsa Conde: a las mujeres se les usa como escudo, se les pone en el escenario, esta vez no para adornar.

Mientras todo esto pasa en la clase polí­tica, me pregunto si habrá un millón de personas en el zócalo para protestar por lo de Oaxaca donde, según mis informes, hay 136 mujeres encarceladas y no sabemos cómo las están tratando, pero es inaceptable el silencio o la indiferencia.