Es más caro no educar

EDITORIAL DE EL UNIVERSAL
11 de diciembre de 2006
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Mejorar la educación tiene que ver con algo más que aumentarle recursos al sector, pero sin duda no se logrará avanzar en este campo tan importante para el futuro de la vida nacional restándole dinero, como se plantea en el Presupuesto de Egresos para 2007, enviado por el Ejecutivo a la Cámara de Diputados o atacando torpemente a las instituciones de educación pública como lo hizo el diputado panista Raúl Alejandro Padilla Orozco, presidente de la Comisión de Presupuesto.

El presupuesto entregado por el Ejecutivo para el sector educativo es menor este año que el pasado en 1.2%, que equivale a 4 mil 500 millones de pesos. El revuelo causado por este hecho, junto con las crí­ticas del diputado Padilla, de las que tuvo que distanciarse su propio partido, se quieren ver como signos reveladores de un talante conservador de la polí­tica sexenal que buscarí­a inclinarse más por invertir en seguridad que en educación o cultura.

Las voces que se han alzado en contra de esa pretensión son bienvenidas y debemos subrayar que, afortunadamente, el Poder Legislativo plural actúa ya con autonomí­a de Los Pinos y puede, y debe, corregir los despropósitos presupuestales.

Dicho esto, también es importante reconocer, sin trivializar ni atacar a institución alguna en especí­fico por inclinaciones ideológicas, que en los últimos años la calidad de la educación pública que se imparte en México, a todos los niveles, a pesar de los aumentos regulares que se otorgan al presupuesto, no ha reflejado alzas en cuanto a calidad, medible en distintos referentes internacionales, pero es básico entender que esto no se corrige reduciendo el gasto, sino en todo caso transparentándolo y cuidando que su aplicación se refleje en los resultados académicos, no en la prosperidad personal de las dirigencias sindicales.

Además hay que señalar que una de las causas del descenso de las calificaciones de la educación en México, comparativamente con la impartida en otros paí­ses de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), es que nuestra inversión anual por alumno a nivel nacional, es decir en instituciones públicas o privadas, es sólo una fracción de la media internacional.

Hay un gran rezago en el campo de la enseñanza, pero el debate para superarlo no se agota en las oficinas de gobierno, cuando es un tema de responsabilidad colectiva. El sector privado mexicano brilla por su ausencia en el impulso de la investigación y la tecnologí­a.

La revolución global de la producción, de la economí­a y del desarrollo está basada en la educación, como ha subrayado el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Juan Ramón de la Fuente, y paí­s que regatea recursos para dotar a sus jóvenes de conocimientos y habilidades técnicas y cientí­ficas, es rebasado por los demás, como ahora ocurre con China e India.

Cuando don Jesús Reyes Heroles era secretario de Educación, respondió a un crí­tico del gasto en la materia anotando que resultaba más caro no educar, y su reflexión es en extremo pertinente en estos momentos en que el tema está a debate. La educación tiene que expandirse en calidad y en cobertura, para lo cual requiere más, no menos presupuesto.