Otra vez, la frivolidad

El Diaro

12 de Diciembre del 2006

Sergio Conde Varela
Abogado

Lo frí­volo, amable lector (a) es lo superficial, lo vano, lo fútil, lo ligero. Siempre que se habla de la frivolidad, de inmediato se le conecta con lo intrascendente, lo baladí­.

Al gobierno del ex presidente Fox, siempre se le señaló entre otras fallas, como un gobierno frí­volo, precisamente por tantos actos y palabras que tení­an ese carácter.

Sin embargo y debido a una cultura televisiva intensa que vivimos los mexicanos, de nueva cuenta el gobierno que encabeza el presidente oficial Lic. Felipe Calderón a través del área de comunicación social, vuelve a las andadas.

En efecto, sin tomar en cuenta que los pobres en México son 52 millones; sin fijarse que el caso Oaxaca es un problema extremadamente serio; sin analizar la traición que sufrieron los lí­deres del APPO al decirles que se buscaba un diálogo y luego fueron encarcelados; sin tocar para nada el Fobaproa, mucho menos el asunto de los dineros del sindicato petrolero destinados a campañas polí­ticas de hace algunos años, la oficina oficial de comunicación del Ejecutivo federal, lanza al mundo de las noticias y los diarios capitalinos y las televisoras nacionales, el hecho de que el Lic. Felipe Calderón calza en zapatos la medida del 6 y medio. ¡Que notición!

Los juarenses, chihuahuenses y mexicanos, nos quedamos con los ojos desorbitados, cuando la tal noticia llenó los espacios de ocho columnas de los diarios defeños y se enviaron a toda la nación, como si se tratara del pago de la deuda pública mexicana o el hecho de que se subió el doble el salario mí­nimo de los trabajadores o que la seguridad en nuestra patria era integral o que a los campesinos ya se les habí­an reducido las tarifas de luz. No, la noticia de nueva cuenta era que el Lic. Calderón calza del seis y medio. ¡Qué impactante! Y qué pobre criterio tienen quienes diseñaron esa nota. Quizás sean los mismos publicistas que durante la campaña polí­tica del 2006, anunciaron que si se votaba por López Obrador, los mexicanos perderí­amos nuestras casas. ¡Bah!

Sin embargo, la frivolidad no se centra sólo en los zapatos del oficial presidente, sino también, esos medios vuelven a las andadas de atiborrar cascadas de palabras que llenan los espacios para que sean las frases las que resuelvan teóricamente los problemas y los hechos brillen por su ausencia.

En efecto, hace unos dí­as que el Lic. Calderón estuvo en Guerrero y los publicistas destacaron sin rubor alguno el discurso que pronunció en ese lugar el funcionario afirmando que se combatirí­a la pobreza. Ese mismo discurso, en palabras diferentes lo repitió hasta el cansancio el ex Fox y no sucedió nada. Sin embargo y frente a tales declaraciones, el gobierno que encabeza Marcelo Ebrard en el DF sin tanta palabrerí­a, bajó de un jalón la leche Liconsa de 4.50 a 3.50, la cual habí­a subido como un último regalo que dejó junto con el aumento de la gasolina y la baja del peso don Vicente Fox. Hay una diferencia entre los dos niveles de gobierno, tal y como sucedió cuando López Obrador encabezaba el gobierno del DF. Por una parte, palabras, por otra, hechos, la baja de un producto que es esencial para el pueblo. Muchos millones de personas resultaron beneficiadas con esa medida en la capital mexicana y zona conurbada. En otras palabras, para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo.

Y esto de la frivolidad, se aplica no solamente a este tipo de cosas, sino también a los criterios reduccionistas expresados por algunos que estiman sin fundar su dicho, que los mexicanos, juarenses y chihuahuenses repudiamos al tabasqueño López Obrador. Y esto es más falso que un billete viejo de 50.50 pesos. Estiman sin decir porqué, éste se está quedando sin gente y que las ideas que tiene para que las cosas funcionen de manera diferente son locuras. Desde luego que hay personas que no entienden que los mexicanos tenemos memoria y que los hechos una vez grabados no se borran y que es cierto que en el norte Obrador no tiene el impacto que el sur, pero en la realidad no le han quitado una pluma a ese gallo, salvo por los epí­tetos denigrantes que se siguen utilizando en su contra, similares o gemelos de los usados en la campaña.

Estamos en el momento de evitar frivolidades; no es justo que se someta al paí­s a este tipo de costosa propaganda, cuando los grandes núcleos poblaciones tienen hambre y sed de justicia y en consecuencia debe decretarse que si el presidente calza del número dicho, hay muchos mexicanos que ni huaraches tienen y esto nunca lo dicen los voceros oficiales. No hay que ser.