Convertida la polí­tica en un negocio, dice Marcos (1 de 3)

12 de diciembre de 2006

El Heraldo de Chiapas
11 de diciembre de 2006

Pepe Gallegos/Primera de tres partes

México, DF.- No puede evitar la risa el subcomandante Marcos, es irónico al calificar como "ridí­cula" la elección del dos de julio. "Se gastó un montón de dinero en esto de la democracia para que finalmente siete ministros decidieran quien ganó las elecciones".

"La polí­tica ñafirma el dirigente del Ejército Zapatista de Liberación Nacionalñ se ha convertido en un negocio de compra

ñventa". Antes, el corporativismo era monopolio del PRI, pero ahora cualquier partido polí­tico consigue dinero prestado y compra movilizaciones sin ninguna propuesta, ningún aliento ni esperanza.

"La gente -añade- ya no piensa que va a llegar un buen gobernante, sino que llegue uno que no robe tanto. No quisiera ser grosero pero el paí­s está jodido, de plano no hay para donde hacerse".

Esta vez la entrevista con El Heraldo de Chiapas y la Organización Editorial Mexicana no fue en algún lugar de la Selva Lacandona, sino en el centro de la ciudad de México, en el Café Zapatista, ubicado en la calle de Zapotecos, colonia Obrera.

Marcos llegó poco después del mediodí­a. Vestí­a camisa café y pantalón negro tipo militar, su ropa de todos los dí­as. La conocida pipa en los labios y el simbólico pasamontañas.

La entrevista, solicitada por este reportero hace dos meses en el transcurso del recorrido zapatista por el paí­s, denominado La Otra Campaña, fue finalmente realizada en el Distrito Federal, al concluir la primera etapa de esa gira.

Durante más de dos horas, Marcos hizo un balance de lo realizado en La Otra Campaña, además de analizar a la clase polí­tica mexicana, la situación de Oaxaca y Chiapas, así­ como el resurgimiento de los movimientos guerrilleros y el posible futuro del EZLN.

Considera que la detención de Flavio Sosa, vocero de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) es un mensaje de Felipe Calderón "que tiene muchas lecturas, no sólo para los zapatistas y los movimientos sociales sino también a los mercados internacionales".

De igual manera, lamenta la pobreza que hay en México, principalmente en el campo. "El problema de este paí­s no es el sueldo del presidente sino el salario del pueblo", advirtió.

Sin preámbulos Marcos, contesta contundente a pregunta de un posible atentado contra su vida o su libertad; "no hay duda, está la certeza".

Subcomandante Marcos, ha recorrido 45 mil kilómetros como parte de la gira de La Otra Campaña, ¿cuál es el balance de todo ese peregrinar?

La primera conclusión que habí­amos hecho de nuestro paí­s se quedó corta, en cuanto a lo que significa la destrucción de las bases materiales del Estado mexicano. En el campo no hay ninguna diferencia entre el Norte, el Centro y el Sur, ha habido un proceso de despojo de tierras brutal, sólo semejante a la época de la Colonia. Primero a los niveles más altos donde se dictan leyes que permiten esto, como el Procede y Procecom, este engaño de Salinas que luego continúo Zedillo y siguió con Fox, que era convertir al ejidatario en pequeño propietario, ranchero.

Hay resistencias en determinados núcleos poblacionales del campo, principalmente en pueblos indios y algunos ejidos, pero paralela a la entrada del Procede llegan los programas de ayuda gubernamental, Oportunidades, Procampo, entonces, las familias que se resistí­an a entrar al Procede, o sea, perder sus derechos comunales o ejidales, se les condicionaba la ayuda gubernamental a que entrarán al Procede. Esto significó que muchos ejidos y propiedades se convirtieran en propiedad privada. Debido al Tratado de Libre Comercio, bajo mucho los precios de los productos del campo, ya no se hizo rentable para el campesino sembrar y en algunos casos las grandes empresas usaron, compraron, corrompieron, o sobornaron a los comisariados ejidales para que firmaran la venta de tierras, un robo en forma descomunal simultánea en todo el paí­s, esto provocó los dos lados, el despojo de tierras por medio de fraudes y la venta por arrinconarse a la pobreza, a que muchos campesinos abandonaran la producción en el campo y trataran de emigrar a las ciudades o a Estados Unidos, eso hace que baje todaví­a más la producción en el campo, hay grandes extensiones de tierra que aún no se trabajan.

La gran mentira de Salinas era que el artí­culo 27 iba a elevar la producción en el campo, y la tiró, México es cada vez más dependiente de la producción agrí­cola extranjera a diferencia de años anteriores. La dependencia alimentarí­a nuevamente y no por que no haya tierras para producir, lo que pasa es que esa tierra está abandonada o está siendo despojada por empresas que no producen alimentos para la gente sino lo que requiere el mercado. En la ciudad la destrucción es todaví­a más palpable, porque es donde se ve más, por un lado los trabajadores de la ciudad vienen viendo con desesperación que todas las prerrogativas que tení­an para compensar los bajos salarios, la seguridad social, aguinaldos, los salarios, la estabilidad del empleo, la lucha por mejores salarios y prestaciones laborales, la salida rompiendo y perdiendo de tal forma que la situación en la industria y el comercio en México es semejante a la época de Porfirio Dí­az, largas jornadas laborales, mayores de 12 horas, para mí­nimo cumplir y recibir un salario ridí­culo, micro salarios, precariedad en el empleo, no hay contratos colectivos, todos están destruidos, más que en las grandes industrias y esos reducidos, eso hace que el trabajador de la ciudad, se levante cada mañana con la duda si todaví­a tiene empleo, ya no es la duda si le va alcanzar la paga, sino la duda va ser si va tener empleo todaví­a.

Esta invasión de las maquiladoras empieza en el Norte, en el otro modelo económico, para dar empleo en la ciudad, que implantó el gobierno, se extendió ya a toda la República, y permite por la legislación, que hay en México y por el Tratado de Libre Comercio, que una empresa, que tiene una maquila y enfrenta un movimiento laboral, simplemente cierra y aparece en otro punto del planeta o del paí­s. Entonces los trabajadores y trabajadoras que se organizan para exigir, no digamos altos salarios sino condiciones de salud a la hora de estar trabajando con quí­micos y gases que son nocivos, cuando se organizan para pedir eso resulta que la empresa ya no existe o sin moverse cambia de razón social debido a la legislación laboral.

A grandes rasgos eso es en la lí­nea económica, eso quiere decir que a la hora que se está reduciendo, acorralando las condiciones de vida de la gente, se está rompiendo el tejido social, la vida comunitaria ya no existe, eso quiere decir que se crea un caldo de cultivo para la delincuencia organizada. No sólo me refiero a las ligas que tienen el narcotráfico, o el tráfico de blancas o de pornografí­a infantil, que son los casos que más han sonado en este sexenio, donde se ve la liga de los grandes empresarios y de la parte gubernamental. Me refiero a que una comunidad que tiene vida, que tiene tradición cultural comunitaria, es más resistente que sea permiada por la delincuencia organizada, en ese sentido que los narcotraficantes consigan mulas o camellos, que así­ le dicen a los que transportan las drogas, la gente humilde y sencilla que no tiene trabajo, le dicen pues: "llévate esta mochila con droga, ya si lo agarran, pos lo agarran a él, no hay ningún contacto". Es medrar con la pobreza.

No hay la protección, por que no hay seguridad en el empleo, no hay tranquilidad, la gente está desesperada como hemos visto por llevar algo a la mesa, ya no te digas por mejorar sus condiciones de vida, está completamente destruido abajo, esta destrucción de la vida comunitaria, tanto en el campo como en la ciudad, no sólo permite el tráfico de dignidades de la delincuencia organizada, sino también que la clase polí­tica, haya convertido a la polí­tica en un negocio de compra venta, esto del corporativismo que era monopolio del PRI, ahora cualquier partido polí­tico, más bien así­ se empieza, consigue el dinero prestado y compra movilizaciones, sin ninguna propuesta polí­tica, sin ningún aliento, sin ninguna esperanza, más que me van a dar algo por ir ahí­, y con eso puede registrar el partido, fue le caso del Panal de Elba Esther Gordillo, consigue el registro haciendo que un grupo de gente la contrate y se encuentra moviendo de estado en estado para tener las asambleas que requieren para su registro.

Entonces, no quisiera ser grosero en la entrevista pues, pero el paí­s está jodido, de plano no hay pa donde hacerse.

¿Marcos, que sigue ahora?

Paralelo a este sí­ntoma de destrucción encontramos, como decirles, las trincheras, los bunkers, las resistencias que han estado aisladas, y que han estado tratando de defender la vida comunitaria, las condiciones laborales, todo eso. Lo que estamos tratando de hacer en La Otra Campaña, es crear una red que vincule todas esas luchas, que les permita resistir mejor primero, si son golpeadas, ya no resistir solas sino poder acompañarlas como el caso de Atenco y ahora Oaxaca, y luego poder plantearse la necesidad de entender que el problema en México no es el de un cambio de gobierno. Si estás en la lógica de que el problema es el gobierno, pues dices cambiemos de gobierno, que fue toda la propuesta de la coalición Por el Bien de Todos, que generó toda esta expectativa de que si cambiamos de gobierno van a cambiar las cosas.

Si recuerdas genera expectativas falsas, primero de vamos a ganar y toda la gente ya estaba en la idea de que el fraude era imposible y no hicieron nada para evitar el fraude. Luego ya que se da el fraude, vamos a conseguir que se demuestre que fue un fraude, no se consigue y lo último vamos impedir que Calderón tome posesión y tampoco se consigue. Entonces el problema, según nosotros, no es el cambio de un gobierno, sino el cambio de un sistema y eso pasa necesariamente por la destrucción de la clase polí­tica actual mexicana.

La clase polí­tica actual asemeja a las cortes de las monarquí­as, que está el duque, el conde, la duquesa, y todo eso que no hacen nada, que ser lo que son, en este caso los polí­ticos son iguales, no hacen nada, eventualmente ni siquiera redactan las leyes, para esos tienen a otros, que son los que hacen las cosas, y nomás les dicen que hay que votar eso.

El caso más patético es la llamada Ley Televisa, que vota el PRD en la Cámara de Diputados y dice: "es que no lo leí­". Pos es que sus lobbí­stas lo vieron, "tú vótala, porque soltaron lana, no". Nosotros decimos que se necesitarí­a una refundación del paí­s y tendrí­a que pasar por una confrontación radical entre las organizaciones, el pueblo organizado y la clase polí­tica, el resultado de eso serí­a un movimiento civil y pací­fico, radical, parecido a los de Colombia o Bolivia Ecuador y Argentina, pero la diferencia es que aquí­, según nosotros, el resultado no serí­a un cambio en el poder, que es el caso de Evo Morales en Bolivia o en Ecuador con Gutiérrez, pero ni siquiera eso, como en el caso de Argentina, que nunca vio eso y entró otra administración de la misma crisis. Entonces nosotros decimos que lo que debe de hacer la gente, no sólo es denunciar su dolor sino plantear sus demandas que es el programa nacional de lucha.

¿Este es el programa nacional que ha estado planteando el EZLN y Marcos desde su salida de Chiapas en enero de este año?

Sí­. Se trata de que no sea un grupo de iluminados los que nos van a decir no pues este, ustedes necesitan esto, el caso más patético es el campo.

Las polí­ticas en el campo las definen quienes nunca han estado ahí­, vaya ni siquiera los productos naturales que se comen en lata y de microondas. Sino que la misma gente diga estos son mis problemas, estas son las soluciones, y se cambie entre que la gente que tiene la necesidad, hace la polí­tica de ventanilla o sea la gestorí­a, hay que conseguir una organización para pedir que el gobierno me dé, como si el gobierno fuera propietario de la riqueza y la dosificara para un lado y para otra cuando se supone que no, que la riqueza es de quien la trabaja, y en algunos casos de la nación como el caso de subsuelo. Nosotros decimos que si hacemos ese programa de lucha el gran peligro que hay es que se cree una organización polí­tica, un partido que diga yo voy a llevar adelante esto, o sea que volvamos a caer en el mismo error, que es desde arriba que van a solucionar nuestros problemas y no desde abajo, es como si se organizaran los trabajadores de algún medio periodí­stico, lograran llegar tomar el control, quitaran un dueño y pusieran a otro, en donde estuvo el cambio, no lo hubo.

Deberí­a ser, se necesita hacer esto y entonces el que administra la empresa, tiene que responder a las indicaciones de los trabajadores y sigue habiendo un administrador, pero ya no es el que manda sino el que obedece y él que manda es el trabajador. Necesitamos más plazas, mejores condiciones de trabajo, hay que darles seguridad, aunque parece que ahorita ser periodista no es muy seguro que digamos, es más peligroso. Todas esas cosas no responden a las necesidades del trabajador que las está confrontando, sino a la visión que tiene el propietario, hay en medio de los dos una barrera que protege al otro, como si hubiera un gran bunker atrás de un propietario, alrededor que fuera construido por las leyes el gobierno pues, mismo que antes debí­a ser amortiguador entre una riqueza acumulada y una pobreza creciente, tomó partido, tomó lugar y pregúntale a cualquiera.

Uno de los negocios más rentables del México actual es ser polí­tico y no produce nada, más que da declaraciones ridí­culas a los medios de comunicación.

El ridí­culo más grande fue la elección pasada del 2 de julio, lo que pasó ahí­, fue que se gastó un montón de dinero en esto de la democracia para que finalmente siete ministros decidieran quien ganó las elecciones.

(Continuará)

Frases

"La primera conclusión que habí­amos hecho de nuestro paí­s se quedó corta, en cuanto a lo que significa la destrucción de las bases materiales del Estado mexicano".

"En el campo ha habido un despojo de tierras brutal, sólo semejante a la época de la Colonia".

"El paí­s está jodido, de plano no hay pa donde hacerse"

"El problema en México no es el de un cambio de gobierno, sino de sistema"

"La clase polí­tica actual asemeja a las cortes de las monarquí­as, con el duque, el conde, la duquesa".

"Las polí­ticas en el campo las definen quienes nunca han estado ahí­".

"El ridí­culo más grande fue la elección del 2 de julio, se gastó un montón de dinero en esto de la democracia, para que finalmente siete ministros decidieran quien ganó las elecciones".