Calderón gobernará con López Obrador al acecho

Diciembre 15, 2006
E. EDUARDO CASTILLO
El Nuevo Herald

Associated Press
MEXICO - El presidente Felipe Calderón comienza su administración de seis años con un desafí­o singular: la amenaza de un izquierdista de enfrentar cualquiera de sus movimientos desde lo que llama un gobierno "legí­timo" o paralelo.

La dimensión del desafí­o permanece en penumbras y la interrogante que flota es si el izquierdista Andrés Manuel López Obrador será capaz de articular un movimiento que ponga en jaque a Calderón o terminará como un mero crí­tico si gradualmente va perdiendo el apoyo que lo llevó a la antesala de la presidencia.

Luego de crí­ticas verbales, movilizaciones y bloqueos de calles, López Obrador ha conseguido que algunos lo vean como un opositor recalcitrante que está lejos de convertirse en un interlocutor válido.

"Él mismo se autodescalifica en la medida que adopta un lenguaje cada vez más agresivo y sobre todo un lenguaje que descarta la posibilidad del diálogo", comentó la analista del Colegio de México, Soledad Loaeza.

Luego de un largo proceso de análisis a alegatos de fraude del izquierdista, el tribunal electoral declaró dos meses después a Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN), como ganador de los comicios con un margen de apenas medio punto porcentual.

El militante del Partido de la Revolución Democrática (PRD), sin embargo, desconoció de inmediato a su contendiente, a quien insistentemente llama "espurio" y "pelele".

López Obrador fue declarado por sus seguidores como "presidente legí­timo" dí­as después y el 20 de noviembre "tomó posesión" en una ceremonia simbólica que no tiene ningún peso legal, pero que concentró a miles de personas en la principal plaza del centro de la ciudad.

Dí­as después presentó su primera propuesta: la regulación de precios de bienes y servicios que elaboraron miembros de lo que llama su "gabinete" de 12 personas, y poco después un proyecto de presupuesto 2007.

Sin una estructura formal, la única opción que tiene el izquierdista para impulsar su movimiento son los partidos que han manifestado que lo respaldarán.

"Este gabinete... va a hacer propuestas muy sensatas, muy objetivas", aseguró Mario Di Constanzo, nombrado secretario de la Hacienda Pública del gobierno paralelo.

El PRD tiene dos aliados minoritarios y todos tienen representantes en el Congreso, pero no la mayorí­a necesaria en ninguna de las dos cámaras, lo cual los obligará a buscar acercamientos con las otras dos principales fuerzas polí­ticas: el PAN de Calderón y el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

"Todo depende también de la voluntad y de la decisión de Calderón y de los panistas para llegar a acuerdos polí­ticos con el PRD", comentó el analista e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, Arnaldo Córdova.

El PAN en principio ha descalificado a López Obrador y su gobierno paralelo, mientras que Calderón se ha limitado a decir que mantiene la mano extendida a su rival izquierdista para dialogar, aunque también ha sugerido la forma en que pretende neutralizarlo.

"Desde el gobierno los vamos a rebasar por la izquierda, vamos a hacer justicia y justicia en serio en nuestro paí­s", dijo hace poco en referencia a que sus polí­ticas estarán enfocadas a mejorar la situación de las familias pobres, una bandera que precisamente alzó el izquierdista y le valió una importante popularidad.

Calderón asumió el poder el 1 de diciembre en un Congreso que por unos dí­as se convirtió literalmente en un campo de batalla entre legisladores del PRD y PAN, y en el que apenas un par de horas antes de la ceremonia de toma de posesión se liaron a golpes.

Para el analista del Centro de Investigación y Docencia Económicas, José Antonio Crespo, en la medida que Calderón y el PAN tomen en cuenta parte del programa que enarboló López Obrador "le pueden quitar de alguna manera cierta beligerancia".

De hecho, el mismo dí­a que asumí­a el poder, Calderón anunció un programa de austeridad y un combate a la pobreza, que recordó las banderas de López Obrador, a quien según encuestas recientes la mayorí­a de los mexicanos le desaprueba que se asuma como "presidente legí­timo".

Algunos, como Córdova, consideran que no debe descartarse que el gobierno paralelo se transforme en una especie de "gabinete sombra" al estilo del que existe en Inglaterra, donde se ha vuelto el elemento crí­tico y de análisis de cualquier movimiento del gobierno formal.

En Inglaterra, el partido derrotado designa a legisladores en un gabinete alterno cuya función es seguir, como si fueran su "sombra", a cada miembro del gobierno formal y estar pendiente de sus propuestas.

Otros, como Loaeza, dudan que pueda compararse el "gabinete" del izquierdista con el de los conservadores en Inglaterra, porque "eso supone que son una oposición constructiva y no una oposición de obstrucción, que eso es lo que plantea López Obrador".

Pese a las posiciones encontradas, lo cierto es que en este momento no puede descartarse ni la posibilidad de que el izquierdista se vuelva la "conciencia" del paí­s ni que se pierda en la penumbra.

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E. Eduardo Castillo es corresponsal de AP en México