Oaxaca - ¿Estamos mejor que nunca?

SIDORO YESCAS

Noticias de Oaxaca

Ofende al sentido común y a la inteligencia de los oaxaqueños el remate del promocional turí­stico que por estos dí­as se divulga por televisa. Ofende y revela, además, que en la Secretarí­a de Turismo faltan ideas y sobra dinero. "En Oaxaca, estamos mejor que nunca", reza el texto de remate de este millonario promocional que pretende reposicionar al Oaxaca turí­stico de ayer, con imágenes y textos de un presente inexistente.

Y es que por cualquier lado que se le quiere ver lo que menos podemos asegurar después de las violentas jornadas de la segunda mitad del 2006 es que ahora "estamos mejor que nunca". Para nada: ni los empresarios, ni la clase polí­tica, ni los lí­deres de la APPO han dado señales claras de querer participar del cambio que Oaxaca requiere.

Con la temporada decembrina, un buen sector de restauranteros y dueños de hoteles de ésta ciudad capital y de Huatulco decidieron recuperarse de las pérdidas sufridas con el conflicto incrementando hasta en un 300 por ciento el costo de sus servicios. Ninguna autoridad tomó nota de tal irregularidad como tampoco se preocupó (ni se han preocupado) por la crí­tica situación de decenas de pequeños empresarios que están al borde de la bancarrota. Otros empresarios, en cambio, plenamente identificados con los intereses gubernamentales y que durante el conflicto se presentaron indebidamente como lí­deres de todo el sector empresarial de Oaxaca, hoy intentan aprovechar el rating mediático ganado en el 2006 para incursionar en la polí­tica partidista y autopromoverse como precandidatos a cargos de elección popular.

Entre la clase polí­tica también priva el valemadrismo , el intentar olvidarse de los airados y muchas veces justificados reclamos que les hicieran a través de las radiodifusoras tomadas por la APPO . No se pusieron las pilas en esa ocasión y tampoco pareciera que ahora lo quisieran hacer porque a final de cuentas prevalece el triunfalismo, el análisis superficial sobre lo que pudo ocurrir y no ocurrió reduciendo a su mí­nima expresión la capacidad de respuesta y reorganización de sus adversarios. La conclusión es tan simple como decir que ya los violentos, anarquistas y enemigos de Oaxaca están derrotados y que difí­cilmente se levantarán. Eso pudiera explicar el porqué se insiste en reciclar en puestos gubernamentales a candidatos perdedores como si en el PRI no existieran cuadros capaces y con mayores derechos para ser tomados en cuenta en estos reacomodos y enroques. Y el colmo: al peor presidente municipal que ha tenido la ciudad de Oaxaca en los últimos 20 años, se le premia con un cargo administrativo para que no pierda la costumbre de valerse del cargo para hacer negocios en el ramo de la construcción.

¿Estamos mejor que nunca, o peor que antes?

En el primer cí­rculo del gabinete se insiste en dirimir las diferencias de grupo mediante golpes bajos y periodicazos ,en vez de cerrar filas para defender los intereses de un gobierno que a pesar de todo sigue sometido a presiones polí­ticas, de menor intensidad cierto, pero que finalmente pueden reconfigurar otros escenarios de crisis . Y sumemos a esas disputas internas por el control del aparato gubernamental el reposicionamiento del muratismo que precisamente influyó enormemente en la resurrección de Jesús (Angel Dí­az Ortega) que ya lo daban por muerto y en la errática determinación de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje para otorgarle el reconocimiento legal (toma de nota) al espurio Comité Ejecutivo del STAUO comandado tras bambalinas por Leticia Mendoza Toro.
Si la APPO nunca pudo paralizar e insertar a la UABJO en su movimiento, hoy esta equivocada determinación gubernamental podrí­a dar pie a la desestabilización de la máxima Casa de Estudios .

Pero en las filas appistas tampoco hay luna de miel, ni mucho menos ocasión para festejos.El error de noviembre los puso de cabeza y los colocó a la defensiva luego de que por meses mantuvieron en jacque a los gobiernos federal y estatal con todas las ventajas polí­ticas que esto pudo implicar pero que no se valoraron ni instrumentaron oportunamente. Y sin duda, uno de sus pecados capitales fue dejar pasar la oportunidad de impulsar la reforma electoral y de comprometerse a fondo en un proceso de transformación de las viejas estructuras de poder .La caí­da de Ulises fue lo mismo consigna, juramento,responso, compromiso, obsesión, clamor popular, etc. Y frente a esta demanda ninguna otra tuvo cabida en la agenda de la APPO y sus principales lí­deres. Entre agosto y octubre del 2006 hubo dos serios intentos de los sectores moderados y pensantes que lo integraban para que la reforma del estado se asumiera como una demanda central de la APPO paralela a la salida de URO. Pero montados en la cresta de la revolución del siglo XXI la lí­nea dura y sus lí­deres no vieron ni escucharon. O caí­a Ulises, o caí­a. Después ,el cambio vendrí­a solo. Y no llegó ni llegará mientras se insista en aplicar las estrategias y tácticas que ya probaron su ineficacia y mientras no se entienda que cualquier expresión de violencia en sus movilizaciones tendrá un efecto negativo para su causa y será el pretexto ideal para que los cuerpos policí­acos los sigan acosando.

Hoy, desde las filas de la propia guerrilla (véase la mas reciente edición de Verde Olivo, órgano de la FARP) se ha iniciado un proceso de evaluación y crí­ticas a estas posturas maximalistas y provocadoras, a otras oportunistas y, sobre todo, hacia los grupos y corrientes radicales appistas que quisieron jugar a hacer la revolución (la del siglo XXI) cuando no se reuní­an las condiciones materiales, sociales y polí­ticas para tal propósito.

Paradojas de la lucha popular: hoy, ya disminuidos polí­ticamente, agraviados por los gobiernos federal y estatal , acotados en sus métodos de lucha y sometidos a un proceso de desgaste y persecución, han sido condicionados a regresar a la mesa de negociaciones de la Secretarí­a de Gobernación solo sí­ llevan bajo el brazo su propuesta de reforma del estado.

Si ya la habí­an archivado, es hora de recuperar las propuestas del Foro por una nueva gobernabilidad y de la Mesa de Santo Domingo para no dejar pasar una nueva oportunidad -tal vez la última- que desde el propio gobierno federal les ofrecen para definir una nueva relación polí­tica y contribuir a la democratización de Oaxaca.