
VotoxVoto...No dejemos de pensar en ello...VxV
Submitted by cronop on Mié, 07/05/2006 - 15:55
No importa como vayan los conteos hasta ahora, ya veremos si respetan el voto. En todo caso en FeCal hemos pensado siempre que el abuso de autoridad, lo aplastante de la corrupción, de las redes de influencia es lo que debe detenerse; es contra lo que peleamos.
Peleamos contra el abuso de unos cuantos sobre muchos, contra el abuso de los que se creyeron dueños de este País por el hecho de que están en el poder. Vamos a inaugurar un verbo en esta tarde, es el verbo "hildebrandar": dícese de la acción y efecto de abusar, de robar, de corromper, de aferrarse al poder y a los privilegios.
Pues ese verbo es el que queremos retirar de las zonas de poder, dado que "hildebrándan" con singular alegría. Así que los sepan... en los siguientes seis años no habrá conjugación del verbo "hildebrandar". ¡ No nos vamos a dejar!
Estas palabras de Fernando del Paso son extraordinarias, Sí hubo fraude:
Sí hubo fraude
Sí hubo fraude, porque el engaño es fraude.
Sí hubo fraude, porque la falacia es fraude.
Sí hubo fraude, porque el abuso de confianza es fraude.
Sí hubo fraude, porque la mentira es fraude.
No hay que buscar el fraude en un millón, dos o tres millones de votos perdidos.
No hay que buscarlo en mil, tres o cinco mil actas con errores deliberados.
El fraude, el gran fraude, ya estaba allí, entre nosotros, desde mucho antes del 2 de julio.
Estaba en la forma mezquina, irresponsable, imperdonable, en la que se fue construyendo una gran mentira, una inmensa mentira. Estaba en el miedo que infundió en el votante la campaña política más sucia que jamás se haya hecho en México. Estaba en cada palabra y cada imagen de esa campaña de calumnias, de imposturas, de mezquindades, financiada con el dinero de los electores para confundir a los propios electores, para provocar su incredulidad y su desconfianza. Y en muchos casos, para provocar incluso la deslealtad a sus propios principios, sus propias primeras intenciones, sus ilusiones.
Si insistimos demasiado en buscar el fraude en el 2 de julio, corremos el riesgo de reducir la importancia de ese fraude brutal del que fue víctima el electorado mexicano. El peligro de despojarlo de su enorme trascendencia o incluso de olvidarlo.
Y no podemos darnos ese lujo. Ese fraude es ya parte de nuestra historia. Y con él, la traición a la confianza de los electores por parte de nuestras más caras instituciones. Nos defraudó el presidente Fox al avalar y participar en la campaña contra Andrés Manuel López Obrador y en favor de Felipe Calderón.
Nos defraudaron nuestras más altas autoridades electorales, porque no supieron distinguir entre libertad de expresión y libertad de ultrajar y vejar a un adversario político, y con ello injuriar y denigrar a quienes éramos -fuimos, somos- sus partidarios.