Monsanto y autoridades pretenden aprovecharse de la crisis de la tortilla

De Greenpeace

Nota original

La liberación de semillas y otros productos genéticamente modificados abre una enorme incertidumbre por sus posibles impactos sobre la biodiversidad, la soberaní­a alimentaria y la salud humana. Pese a ello, las autoridades mexicanas han permitido la libre importación de estos productos, lo cual ha provocado en algunas regiones la contaminación transgénica de los cultivos de maí­z. De estos temas se ocupa la campaña de Transgénicos.

Ciudad de México, México – En el marco de la crisis de la tortilla, la trasnacional Monsanto quiere llevar agua a su molino, promoviendo sus maí­ces transgénicos como solucionesá y aprovechando la complicidad de algunos funcionarios, advirtió Greenpeace.

A la errónea decisión de incrementar las importaciones de maí­z procedentes de Estados Unidos, ahora se suma el hecho de que Alberto Cárdenas, secretario de Agricultura y promotor de transgénicos, ha comenzado a hacer afirmaciones sin sustento cientí­fico para impulsar la siembra de los maí­ces transgénicos en México. Y al lado del funcionario, Monsanto aprovecha la actual crisis en el precio de la tortilla para nuevamente presionar para que se aprueben sus solicitudes para sembrar maí­z transgénicos en nuestro paí­s, centro de origen y diversidad de dicho grano.

Los beneficios que promete Monsanto son falsos, los ha venido repitiendo desde hace 20 años con la intención de imponer en nuestro paí­s su tecnologí­a patentada. Pero lo más grave es que el secretario Alberto Cárdenas los repita y se comporte como agente de ventas de esa empresá, dijo Areli Carreón, de la campaña de transgénicos de Greenpeace México.

Estas son las falacias con que Cárdenas y Monsanto buscan engañar para impulsar la siembra de transgénicos:

1. Las semillas transgénicas aumentarán rendimientos y abastecerán el mercado de maí­z

REALIDAD: La actual crisis de los precios es provocada por la especulación, pues la producción de maí­z en México es suficiente: en 2006 México produjo 22 millones de toneladas de maí­z blanco, de las que por lo menos 2 millones eran excedentes. Por el contrario, un reporte de 2006 del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos reconoce que los rendimientos de los transgénicos no son mayores a los de las variedades hí­bridas convencionales; diversos estudios demuestran que bajo condiciones de sequí­a los transgénicos presentan rendimientos muy bajos y requieren una gran cantidad de agroquí­micos tóxicos.

2. Para producir más se requieren semillas transgénicas

REALIDAD: El problema no son las semillas, pues para producir más se requiere inversión en la infraestructura de riego, el uso de variedades de maí­z adaptadas a las distintas condiciones de suelo y clima y un programa de apoyo técnico y financiero a los productores. Además, las semillas transgénicas requieren condiciones de producción que NO se dan en la mayor parte del territorio nacional, como son la siembra en grandes superficies planas e irrigadas, con alta tecnificación y capacidad de inversión en todo el paquete tecnológico.

3. Se requieren semillas transgénicas que resistan plagas y cambios climáticos

REALIDAD: En el mundo sólo existen tres tipos de transgénicos a escala comercial: los que producen insecticida Bt para insectos lepidópteros y el gusano de raí­z; los que toleran mayores cantidades de herbicida y los que presentan ambas modificaciones. Los transgénicos NO son semillas mágicas: no controlan todas las plagas y de hecho, ni siquiera son viables bajo las condiciones de producción caracterí­sticas de México. De acuerdo con el estudio "Maí­z y Biodiversidad", ninguno de los transgénicos existentes resuelve los problemas del campo mexicano ni responden a las necesidades más urgentes de los campesinos mexicanosá. No existe un sólo transgénico comercial que resista a la sequí­a o que responda a los cambios climáticos. Las semillas mejor adaptadas para tolerar sequí­as, cambios del clima y estrés ambiental son precisamente las variedades nativas de maí­z, del que nuestro paí­s es centro de origen y biodiversidad, de ahí­ la urgencia de proteger esta riqueza genética libre de riesgos y libre de patentes corporativas.

De acuerdo con el doctor Antonio Turrent, del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrí­colas y Pecuarias, México tiene potencial para producir hasta 40 millones de toneladas anuales sin utilizar transgénicos, ni poner en riesgo las variedades locales y garantizando la soberaní­a alimentaria.

Los transgénicos son rechazados en México porque se desconocen qué efectos nocivos pueden tener en la salud de los consumidores y en el medio ambiente, porque su uso pone en inminente riesgo de contaminación a las variedades mexicanas, porque crea dependencia alimentaria de nuestro paí­s hacia corporaciones extranjeras como Monsanto, ADM y Cargill, y porque significa un mayor empobrecimiento de los campesinos mexicanos. Antes que promover los negocios de estas transnacionales, el secretario Cárdenas debe proteger los intereses y el patrimonio de los mexicanosá, afirmó Carreón.