José Luis Piñeyro: Comandante, ¿pelele?

Opinión de José Piñeyro publicada en el Universal en lí­nea del 20 de enero

20 de enero de 2007

P ara el ´Diccionario ´ de laReal Academia Española, un pelele es una figura humana de paja o trapo, o una persona simple o poco útil. Caricaturistas y crí­ticos han presentado a Calderón como un pelele de los grupos de poder económico y mediático o de las Fuerzas Armadas (FA), o bien, como un Presidente tan débil que debe recurrir a las mismas para gobernar.

Opina lo contrario el mexicanólogo George Grayson, quien aseguró que Calderón empezó su sexenio "de pelos", como dirí­a Fox; prueba de ello es su "acercamiento" a las FA y los operativos antinarco en los estados, a los que también alabó el gobierno estadounidense.

En suma, Grayson concluye y pronostica: "Ha empezado excelentemente bien su sexenio, ¡de puro 10!, mejor que cualquier otro presidente en la historia reciente".

Si bien es una amplia demanda ciudadana y oferta electoral de Calderón el proporcionar mayor seguridad pública, Grayson "olvida" otras seguridades, la social y la laboral con las que comenzó el sexenio muy mal: alza al precio de la gasolina, el gas natural, la leche y, posiblemente, a otros bienes de consumo popular; asimismo, aumento ofensivo al minisalario e incremento de la migración ilegal a su paí­s, estimada en 560 mil personas para este año, entre otras perlas negras. Como Grayson lee español, no pueden habérsele escapado estos hechos que reportó toda la prensa mexicana; a lo mejor considera que los mexicanos no tenemos derechos materiales básicos y que no tenemos derecho a protestar como sucede en su paí­s cuando aumenta el precio de la gasolina; allá todos ponen el grito en el cielo y culpan a los árabes y no a sus compañí­as petroleras.

Pareciera que estamos regresando a los tiempos de Salinas cuando desfilaron otros mexicanólogos, los Cornelius, Smith, Womack, alabando el supuesto ingreso de México a la modernidad. ¿Tendrán cara para sostener lo mismo 20 años después? Hay otros expertos estadounidenses serios e informados a quienes consultar, antes que de nuevo nos indigesten con más modernidad salvaje y fuegos artificiales.

Respecto de la proximidad de Calderón a las FA, es una tonterí­a absoluta, son parte del Estado y es su comandante supremo, al margen de la cuestionada legalidad y legitimidad con que asumió el poder, no son actores deliberantes ni autónomos; son institucionales, para bien o para mal de la República, según el enfoque analí­tico usado.

Otra cosa es el triple uso que Calderón hace de los operativos anticrimen (intenta ganar legitimidad, recuperar el control estatal y responder a una demanda civil) al margen de las grandes limitaciones que hemos señalado a tales operativos en anteriores colaboraciones para EL UNIVERSAL.

A propósito de las FA, es muy simplista el generalizado planteamiento de que Calderón se mantiene en el poder sólo por su apoyo incondicional. No, lo sostienen la oligarquí­a exportadora e importadora nacional y transnacional, el duopolio empresarial mediático, la élite polí­tica neoliberal, gran parte de sus 15 millones de votantes, el conjunto de las instituciones del Estado y órganos gubernamentales y, sin duda, el gobierno de la Unión Americana.

Base económica, institucional e ideológica articuladas, que aunque débil y con cí­rculos centrí­fugos de descomposición social y criminal crecientes, y desigualdades económicas extremas, puede funcionar si se genera otro ciclo de esperanza, como el que logró los primeros años el pasado "gobierno del cambio", regresivo, agregamos.

Que esos millones de votantes no expresen su apoyo con manifestaciones multitudinarias, no importa: a ese consenso siempre ha apostado la ideologí­a neoliberal, un consenso pasivo y no activo de los gobernados, uno que deje continuar la polí­tica financiera y comercial monopólica, uno que genere la sensación de participación mediante elecciones periódicas, encuestas de opinión, debates parlamentarios, escándalos polí­ticos, etcétera, y sobre todo, que mantenga desunidas las clases dominadas en sus formas de organización, de identidad y de solidaridad colectivas. Mucho circo y poco pan, y, divide y vencerás. Máximas de una polí­tica oligárquica y para nada democrática.

En resumen, si pelele es también un inútil, Calderón no lo es para los intereses y necesidades de las diversas oligarquí­as mencionadas. Hay que luchar y presionar para que tome distancia de las mismas y favorezca a los intereses nacionales, eso lo convertirí­a en un Presidente republicano, no en otro gobernante tan útil para los poderes fácticos como lo fueron los últimos cuatro presidentes.

jlpineyro@aol.com

Profesor investigador de la UAM-A