Me encuentro con el informe especial del dí­a de hoy que aparece en El Financiero que merece compartirla en este espacio: Fobazúcar, recuento de un rescate anunciado. Reproduzco a continuación la primera de sus notas - Para leer el informe completo pueden subscribirse a la edición digital completa en lí­nea, o consultarlo en papel. Como sea, lo reproduzco pues nos hace ver -una triste vez más- el triste resultado de seis años de inacción, de seis años de gobierno sin sentido, sin rumbo y sin brújula, que prometen ser sucedidos por otros seis similiares.

Hoy, cuando ya el gobierno foxista está "bajando la cortina", una de sus acciones más polémicas, la expropiación de ingenios azucareros en septiembre de 2001, comienza a abrir la caja de Pandora.

La estatización -realizada con un diseño institucional que salvaguardó cuentas (o vicios) privadas, al tiempo que intereses (o virtudes) públicos estaban presentes- ha venido diluyéndose debido a decisiones judiciales insólitas para muchos, que en 2004 y 2006 han trasladado de regreso a sus dueños originales siete de las 27 fábricas tomadas por el Estado, además de que aparentemente hay otras seis (del grupo neoleonés de Alberto Santos) esperando entrar en la misma lí­nea.

Las sorpresas de la caja Pandora -que, cuenta la mitologí­a, contení­a desgracias primero y luego bendiciones- están por venir. La Secretarí­a de Agricultura y el Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) de Hacienda auguran lo que crí­ticos de la expropiación especularon desde un principio:

La estatización de los ingenios, decí­an, es una estrategia para sanear las cuentas de los grupos empresariales "afectados", y al final emergerá un temido Fobaproa azucarero, es decir, un quebranto para la sociedad.

Según el secretario de Agricultura, Francisco Mayorga, ya se ve venir ese "Fobazúcar" con montos no calculados, pero "de que es una buena lana, lo es".

El problema es que el quebranto -que según Mayorga se justifica porque los ingenios trabajan con bajos márgenes de utilidades- es caracterizado por el gobierno como parte de los "subsidios" que recibe la agroindustria de caña y azúcar, y representan una "compensación" por los ajustes a la Ley Cañera que deberán negociarse en la próxima administración para flexibilizar la fórmula del pago de la caña y estar a tono con la "realidad" de un mercado internacional muy competitivo, que ofrece el azúcar 50 por ciento más barato que el nacional.

Hay más de 160 mil campesinos cañeros en 227 municipios de 15 estados del paí­s, y los beneficiarios del "Fobazúcar" serán sólo un puñado de empresarios.

La parte positiva de la caja de Pandora se ve a lo lejos, con las oportunidades que brinda el mercado mundial del azúcar, con una tendencia creciente que podrí­a extenderse a 2007 y 2008, y con las posibilidades de la caña para nuevos productos, como el etanol y la cogeneración de energí­a eléctrica.