Leo en Milenio que la UNAM ocupa ahora el puesto número 74 entre las mejores universidades del mundo, comparado con el número 95 que obtuvo hace tan sólo un año. Da mucho gusto ver cómo en temas tan importantes como éste registremos importantes avances, aún tomando en cuenta que el paí­s en su conjunto va en franca picada.
A esta nota quedan como perfecto complemento otras dos aparecidas el dí­a de hoy en La Jornada: Por un lado, la Academia Mexicana de Ciencias denuncia que el presidente electo de facto no ha mostrado interés en fomentar -ni siquiera en mantener- la labor cientí­fica en nuestro paí­s, campo que ha recibido uno tras otro importantes recortes en su presupuesto a pesar de su innegable importancia para el desarrollo de nuestro paí­s. Por otro lado, más allá de pedir una vez más que se asigne el presupuesto que claramente requiere a la UNAM, el rector Juan Ramón de la Fuente insiste en la importancia de ampliar la cobertura de universidades, públicas y privadas. Cito al rector, en la participación que tuvo en la reunión anual de los miembros de la CONCAMIN:

Tenemos que poner atención en lo que se dice sobre el nivel de competitividad que tiene México, lo hemos dicho los académicos, pero también lo han mencionado los empresarios y si no se ponen en marcha las polí­ticas públicas para incrementar esos niveles, corremos el riesgo de que en 10 años al revisar los listados de las economí­as más competitivas, estemos igual o más rezagados
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Mientras en Estados Unidos están preocupados por el gasto por habitante en este ramo, que es de 200 dólares al año, en México este indicador es de 14 dólares
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El conocimiento es una herramienta que puede contribuir de manera importante a elevar los niveles competitivos del paí­s, pero son necesarios los cambios en las polí­ticas educativas y de inversión a este rubro. En esto el Estado juega un papel clave, como promotor del desarrollo