
¿Quién querrá protegernos?
Submitted by gwolf on Dom, 07/02/2006 - 18:55
Reproduzco este artículo, publicado el día 29 de junio en la edición impresa de El Financiero, respecto a la incongruencia de la supuesta política de apoyo a la pequeña y mediana empresa.
Salvador García Liñan
¿Quién querrá protegernos?
Hace algunos años decicí que mi trabajo en las corporaciones transnacionales había terminado. ¿Qué seguiría en mi existencia? Trabajar por mi cuenta.
En mis viajes corporativos me cercioraba cada vez más del auge de los pequeños negocios en países como Estados Unidos, Alemania, etc. Tenía ventajas el intento: Ningún jefe acomplejado me diría nunca más lo que tendría que hacer. Gozaría además de la libertad e independencia para tomar mis propias decisiones y para establecer mi horario de trabajo. Todo esto me resultaba reaelmente atractivo, aún cuando ganase menos. A pesar de que nada era seguro, fundé el Instituto Mexicano de la Mediana y Pequeña Empresa (IMPPE) para brindar apoyo y asesoría a las empresas medianas y pequeñas.
El único problema que no detecté y el cual ha sido el más difícil de vencer fue olvidar que estaba en México, país donde los políticos, los economistas y los grandes empresarios nunca dicen la verdad. ¿Qué quiero decir? Que una de las mentiras más repetidas en todos los sexenios corruptos de nuestra historia es que existe un apoyo irrestricto y total hacia los negocios pequeños. ¿Recuerdan los engaños de Fox con respecto a los changarros? Pues ahora Felipillo "apuesta a los neochangarros para crear un millón de empleos". Con el tiempo he aprendido que ante los abusos, no existe protección para nosotros.
Fundar legalmente una pequeña empresa en México se lleva en trámites y en procedimientos burocráticos, no exentos de mordidas a todos los niveles, más de seis meses. Mientras que en Dinamarca son seis días y en Alemania 15.
Sin embargo, ojalá todo terminara ahí. Estamos expuestos los pequeños empresarios a toda una serie de atropellos e injusticias producto de nuestra pequeñez, lo cual siempre nos hace vulnerables ante cualquier autoridad, ante las grandes empresas, ante las grandes empresas, los autoservicios (que nunca pagan a tiempo) y ante nuestros propios clientes que usan todo tipo de triquiñuelas para no pagarnos o robarnos ideas.
Si alguien nos roba ideas, nombres, etc., acudir al IMPI (cuyas siglas fueron creadas después de las siglas de mi organización -IMMPE-, lo que me ha afectado mucho), como lo hice en alguna ocasión, no funciona porque al igual que en otras instituciones federales, protegen a las grandes empresas o a los poderosos con influencias. Ahora mismo una revista de negocios utiliza dos títulos de columnas periodísticas que ha usad por muchos años en dos medios impresos: Empresas en Crecimiento y La Pequeña Mayoría.
Si viajo a dar conferencias, entrego un estudio, un diagnóstico, etc., se suele pagar con cheques sin fondos. O una gran empresa, una fábrica de autobuses con dueños poderosos, no paga. American Express tardó seis meses en liquidarme un adeudo de 50 mil pesos. Si hubiese sido al revés me meten a la cárcel. Y miren que desde 1970 he sido un cliente ejemplar. Les molestó que insistiera en mi remuneraicón y me corrieron en forma humillante.
Otro caso involucra a una persona importante de este sexenio. En 1988 Josefina Vázquez Mota, exsecretaria del Sedesol y ahora directora de campaña de Felipillo, me contrató para dar una conferencia del PAN en la colonia Lindavista. Muy atenta, pasó por mí a mi oficina en su automóvil. Terminada mi plática y la comida me llevó de regreso. Al despedirse me dijo: "Luego vemos lo de tus honorarios". Aún lo estoy esperando. En aquel tiempo le habría cobrado 350 mil pesos viejos (lo que cobraba por conferencias similares en la Cámara Nacional de Comercio.) Considerando intereses y los 18 años transcurridos, Josefina como buena economista sabrá actualizar el valor presente de su deuda. Si no, lo sé bien, como en tantos casos, el pequeño empresario agregará otra pérdida por su vulnerabilidad. Como me sucedió con la editorial que no hizo cuentas por las ventas de mi libro tu futuro en tu propio negocio o con Canacintra que me pidió escribir el libro Pequeña industria, un negocio familiar y entregarle tres mil ejemplares pero sólo aceptó mil 500 con una gran pérdida para mí.
Si escuchas que alguien declara que en México existen justicia, protección, apoyos y financiamiento para iniicar o fortalecer una empresa pequeña, no lo creas. Es una gran mentira.
El único sostén lo recibí de Gabriel Zaid quien envió a mi oficina su libro La nueva economía presidencial con la siguiente dedicatoria: "Para SGL, defensor de la pequeña empresa, con porras de G. Zaid".