Recetas para un fraude

¿Te eligió una comisión bipartidista conservadora y neoliberal para ser la cabeza del Instituto Electoral de una enorme república bananera, a cambio de entregarles un resultado favorable? ¡Felicidades! Van acá un par de recetas para que te sirvan de inspiración, especialmente si tienes la certeza de que un partido diferente es el que lleva la delantera.
Sólo una recomendación muy importante: Asegúrate de que tus opositores no tengan acceso a Internet, porque si te cachan en la movida... Digamos que será muy difí­cil desembarazarse.
Lo primero que debes hacer es romper todo espí­ritu de lucha y resistencia. Por ejemplo, crea provocaciones inverosí­miles y reprí­melas con lujo de fuerza. Actúa como nuestro siempre querido y respetado Luis Echeverrí­a. Ponte tu máscara de Dí­az Ordaz. Un par de pinches viejas violadas, algunos pseudoesutdiantes muertos (no olvides poner calificativos, entre más elocuentes garantizarás que más medios parciales te den seguimiento), y fácilmente te desharás de los simpatizantes más débiles de tu opositor. Muy importante: Evita que los sobrevivientes tengan acceso a Internet, porque está demostrado que les da por levantar inverosí­miles sitios de contrapropaganda.
Organiza una campaña de aventar mierda. No tendrás problemas para hacerlo, pues donde está la derecha está el dinero - y donde está el dinero están los medios. Haz aparecer a tu adversario como todos los villanos del mundo. "Le gusta la barba de Bin Laden", "Fue a ver una pelí­cula con Kim Il Sung, quien le vendió ojivas nucleares", "usa las mismas expresiones faciales que Hugo Chávez, hace claro que se convertirá en esclavo zombi de Castro, ya ves cómo Lula le manda achicar el cráneo a sus opositores", "Va a expropiar las casas y mandar a sus dueños a Siberia", "Va a endeudar al paí­s haciendo lo mismo que ahorró dinero en su gobierno local", "Es un peligro para bananalandia".
En ese momento se vuelve vital que escondas todo nexo que puedas tener con actividades ilegales, inmorales, o cosas que se le parezcan - Toma el caso de México, en que descuidar este punto le costó la poca ventaja que llevaba a Felipe Calderón.
Si metes la pata en este punto y salen a relucir las largas uñas de las sucias pezuñas de tu candidato, no todo está perdido. Por algo comencé recomendando romper el espí­ritu combativo de defensa del pueblo. Te queda un arma, muy importante y casi invencible. Con esta arma (aunque no tan refinada), nuestros colegas del PRI lograron asirse al poder por siete largas décadas. Nunca menciones esto, ni por nombre ni por referencia, en público: Te sugerimos que cometas un ligero, leve leve fraude electoral. Ni quien se entere. Cobras tu sueldote, gana tu amigote, y como si nada.
Fin del cuento. Vamos a hablar con seriedad. Y les adelanto: Me gustarí­a ligar de aquí­ a medios conocidos y reconocidos por todos, pero hasta el momento, la información está únicamente en los sitios que han conformado las redes ciudadanas, manejados por individuos y sin mayor compromiso que su voluntad de cambio. La sociedad organizada por sí­ sola, pues - Y poco a poco, esta información irá fluyendo a medios más reconocidos. La mayor parte de mi referente es, en este caso, la información que ha ido recopilando el ya famoso sitio El Sendero del Peje al 2006, donde decenas de personas han reportado irregularidades desde menores hasta verdaderamente escandalosas, que sin demasiado problema pueden dar el triunfo a Andrés Manuel López Obrador.
Si bien hace varios dí­as escribí­ aquí­ mismo un artí­culo llamando a que no nos dejemos amedrentar y nos preparemos a la resistencia civil, los últimos dí­as estuve considerando responderme dando un voto de confianza al IFE, esperando que esto no hiciera falta, y que -ganemos o perdamos- respetemos el resultado. Y, aunque sí­ me llamó la atención desde la noche la aparente tendencia lineal convergente de los resultados del PREP (selecciona Mostrar entrada original, archivo de datos), no creí­ que la linearidad fuera tan estúpidamente perfecta. Al parecer, la evolución del PREP siguió una trayectoria perfectamente predecible, siendo que la heterogeneidad de nuestro paí­s garantiza picos a favor de uno u otro candidato - ¡Ni siquiera se tomaron la precaución de introducir ruido en el proceso!
Pero no se limitaron a una estrategia. Ha habido un sistemático embarazo de actas. Tan sistemático y -disculpen la redundancia- embarazoso como en los buenos tiempos del PRI. Presidente Fox, ¿dónde está su palabra de demócrata? ¿Dónde está el tránsito pleno a la democracia? ¿Cómo puede explicar tantas y tantas denuncias aparecidas el dí­a de hoy? Decenas de actas reportan discrepancias entre los resultados que reporta el PREP y las que registraron los funcionarios de casilla. Incluso en algunas casillas han reemplazado la sábana de reporte (supongo que esto último dado que hubo una importante campaña invitando a los ciudadanos a fotografiar y concentrar las sábanas para poder demostrar estas irregularidades).
Y nuevamente, un error mí­o de medición: Cuando me convocaron diferentes amigos a fotografiar las sábanas, yo les respondí­ que serí­a muy poco probable que se presentaran fraudes de este nivel de descaro. Al menos, no en las ciudades. ¿Errores de dedo, de captura? Serí­a demasiada casualidad. Casi todas las discrepancias denunciadas han mostrado cinco votos de más a favor de Calderón. Y el comentario se repite una y otra vez: Cinco votos pueden sonar a demasiado pocos, siendo que las casillas en general registraron alrededor de 600 votos - Sí­, demasiado pocos... Justo 1%. Justo los necesarios para voltear la elección.
Si tienes datos, hazlos del conocimiento de las autoridades electorales y del partido que resultó afectado. Esperemos a conocer los resultados. Esperemos que se resuelvan las impugnaciones. Y sea lo que sea, gane quien gane, continuemos creando una cultura de ciudadaní­a participativa, activa. Lo que nuestro paí­s necesita, más que la victoria de un candidato o un partido, es que los ciudadanos estemos vigilando al gobierno, en que exijamos el cumpimiento de los compromisos de campaña. Un paí­s donde no nos dejemos, donde no haya tanta desidia, donde no haya tanta apatí­a del ciudadano promedio.
Aguantemos. Y resistamos.